Eso es lo que falta para llegar al último domingo del mes de octubre, fecha marcada en el calendario electoral para, supuestamente en libertad y democracia, elegir autoridades locales y departamentales.
Por estos lares las encuestas que se han conocido marcan una tendencia favorable alrededor de los nombres de Alejandro Char y Eduardo Verano, sin que oficialmente hayan manifestado querer participar en los comicios. Aunque fuera cierta esta presunta favorabilidad ciudadana que indican las encuestas, falta ver si Char estará dispuesto a afrontar una campaña en la que saldrán a relucir antiguos y recientes señalamientos sobre la sanidad de las finanzas del distrito en el largo plazo, preferencias en las contrataciones y abordaje de temas de ciudad distintos a los de infraestructura; para apenas citar algunos. No sobrará preguntar por el Oso Yogui, como tampoco por las acusaciones que caen sobre su hermano Arturo y sobre él mismo en el aún abierto caso Merlano. Aunque el teflón sea bueno, las llamas que tendrá que soportar puede que sean más fuertes.
No menos importante es preguntarse por la calidad de una democracia que se dedica, por lo menos así parece en lo local, a repetir figuritas en el álbum. ¿Tan mal estamos de liderazgos alternativos y con propuestas renovadoras e interesantes que toca repetir en Alcaldía y Gobernación? ¿Esa es la única manera de hacer las cosas o de entender el servicio público?
¿Para ser alcalde es imperativo que un gamonal político diga que “le toca”? ¿Esas no son prácticas feudales que no le quedan bien a una ciudad moderna e imparable?
A las preguntas anteriores toca agregar algunas del listado de las nunca contestadas: ¿Cómo están las finanzas de la ciudad y que tanto podrían afectar las vigencias futuras comprometidas a las administraciones que vienen? ¿Cuál es el indicador detallado por localidad de necesidades básicas insatisfechas? ¿Qué ha pasado con las obras inconclusas y los sobrecostos en que se ha incurrido? ¿Cuándo se va a afrontar como se debe el justo reclamo y malestar del sector cultural local?
Y en línea con la preocupación sobre la calidad de la democracia local, está por supuesto el poco o nulo interés del Concejo de Barranquilla por servir de contrapeso con más debates de control y menos dulces saludos a la bandera. Sin un Concejo que de verdad cumpla con su deber, esa citada democracia local seguirá enferma.
Y a todo lo anterior sumemos que preocupa, y mucho, que falten opciones contra ese unanimismo.
Faltan 172 días…
@alfredosabbagh