Hace unos días la revista “Sight and Sound” publicó un listado de las que consideran son los 100 mejores filmes de la historia. Controversial, subjetivo y arbitrario como cualquier listado de su tipo, el artículo ha merecido todo tipo de comentarios. Como ejemplo citamos al respetado autor Sandro Romero Rey, quien en la revista Cambio marca su distancia con, entre otros, el hecho de que la lista no incluya películas latinoamericanas y una sola sea hablada en español, la maravillosa “El espíritu de la colmena” de Víctor Erice. Otros artículos pertinentes señalan la poca presencia de cine documental o de experimentación, aunque en lo personal disfruto ver en el listado obras como “Man with a movie camera” de Dziga Vertov, “Shoah” de Claude Lanzmann, y “L’Atalante” del extraordinario francés Jean Vigo. Yo hubiera citado a “Paths of Glory” y “Eyes wide Shut” antes que “The Shinning” y “Barry Lindon”, pero eso es cosa de un fanático kubrickiano como este servidor. Cosas del gusto.

Como anota el cineasta e investigador Oscar Arias, vivimos en un mundo de listas que abarcan desde la del mercado hasta la de los regalos de diciembre. Con la excepción de quienes la proponen, casi nadie al final queda contento; pero que sirva el motivo para citar algunos filmes que, por su valor estético, narrativo e histórico, bien vale la pena recomendar ver, o volver a ver, en estos cercanos días de descanso:

“Cinema Paradiso”, de Giuseppe Tornatore. La épica declaración de amor al séptimo arte ganadora del Oscar en 1988 es la culpable de la cinefilia crónica que buenamente aqueja a muchos. La escena de la proyección en la plaza y el final son inolvidables. Ojo: Me refiero a la versión proyectada en salas inicialmente. Luego Tornatore se inventó una “versión del director” que, a juicio de quien escribe, falla en todo lo que la original había acertado. En cualquier caso, volver a ver a Alfredo y a Toto siempre será mágico.

“El silencio de los corderos”, o “de los inocentes”, como se tradujo al español: La peli del malogrado Jonathan Demme nos atrapó a todos con la espléndida adaptación de la novela de Thomas Harris, la actuación increíble de Anthony Hopkins en el papel de Hannibal Lecter, y la mirada inquisidora con que el director decide atosigarnos a los espectadores mientras se desarrolla la historia. Mil veces se ve y mil veces te logra remover.

“Confesión a Laura”, de nuestro inolvidable Jaime Osorio y el guion de la maestra Alexandra Cardona Restrepo. El triángulo amoroso separado por una cuadra en pleno Bogotazo termina por detonar la liberación de los personajes en este drama espléndidamente ambientado en La Habana vestida como si fuera la Bogotá de fines de los años 40.

Y de Argentina me quedo con “Leonera” de Pablo Trapero. La historia de Julia, interpretada por la actriz Martina Gusmán, esposa del director, y su embarazo al interior de la cárcel es contada con valentía y dureza. La peli no se guarda nada y difícil se olvida.

Que nunca nos falte el cine. Nunca.

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@alfredosabbagh