“Un instante “Uno recuerda más cosas de lo que la gente cree”. Así empieza el señor Bernstein a contarle a Thompson, el periodista que lo interroga, el día en que al bajar del ferry que lo llevaba a New Jersey se cruzó con una joven vestida de blanco, sombrilla incluida. El segundo que cuenta el personaje duró el momento le bastó para que décadas después siguiera recordando ese instante. En palabras del propio Bernstein, ya anciano y sentado en su escritorio, no pasa un mes sin que piense en ella.

Esta es una escena del filme “Ciudadano Kane”, la monumental obra de Orson Welles que buena parte de la crítica especializada considera una de las mejores películas de la historia. La historia del filme y los avatares por los que pasó han sido igualmente contados por el mismo cine en pelis como “RKO 281” y más recientemente “Mank”, con el fenomenal Gary Oldman en el papel del guionista Herman Mankiewicz.

Parafraseando el comercial de un canal de cable, pasa en las películas y pasa en la vida porque es la vida la que nutre de experiencias y recuerdos a quienes cuentan historias. Con seguridad todos recordamos instantes de efímera duración y recuerdo eterno. A quien escribe le pasó lo mismo que al personaje de la peli de Welles, pero cambiando New Jersey por Barcelona y el cruce al bajar del ferry por verla dormir plácidamente con su abrigo como almohada, apoyada contra la ventana de un tren vespertino que me llevaba a casa luego de la jornada de estudios. Como Berstein, nunca supe su nombre ni la volví a ver, pero 30 años después sigue estando allí para contarlo. Al fin y al cabo, se cuenta lo que se recuerda, y la única manera de llenarse de recuerdos es viviendo.

Esta vertiginosa era en la que no se alcanza a procesar lo que se percibe trae consigo el riesgo de que no sepamos diferenciar lo que vale la pena recordar de lo que no tanto. Le confiamos tantas cosas a la nube de datos o al dispositivo móvil que terminamos por creer que sin la foto en el celular como prueba o testigo nuestro cerebro no va a guardar recuerdos. Se toman muchas fotos y se graban muchos videos que luego de compartidos por redes no se vuelven a ver jamás. Lo importante queda en decir que se estuvo allí, no que se vivió allí. Y si no se vivió o no se es capaz de recordar, ¿Para qué se estuvo?

En otra escena de la película, un personaje dice que la memoria es la peor maldición que pesa sobre la humanidad. A ese parlamento se llega porque en la película dicho personaje es testigo o víctima en momentos no gratos, lo que junto con cierta dosis de cinismo en sus reacciones sirve para explicarlo. Por más que se quiera hablar de memoria selectiva, al final como seres humanos estamos definidos por nuestras experiencias. No puede, o no debe, ser maldición lo que nos define. De todo, algo debe quedar al final del día.

No sé si existió la joven del ferry. Se que existió la joven del tren. Para mi ambas son inolvidables.

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@alfredosabbagh