La triste noticia del fallecimiento del gran Jorge Oñate nos pone a reflexionar sobre el presente y el futuro del vallenato, patrimonio cultural de los colombianos.

Todo género musical nace en sus expresiones más puras y va evolucionando a lo largo del tiempo. Así ha sido en el caso de la música vallenata.

De los grandes compositores y los Juglares vino la época de los grandes cantantes y voces que se convirtieron en las estrellas del género. Vendedores de miles de discos y con fieles seguidores que los convirtieron en ídolos.

Todavía recuerdo los camiones de los grandes lanzamientos que llegaban escoltados para evitar incluso fueran asaltados, como alguna vez ocurrió. Largas filas en los almacenes de discos en la mañana de los lanzamientos y las emisoras de radio peleando la exclusiva de estrenar primero las canciones. Por supuesto, eso ya es cosa del pasado.

De esa gran generación de voces y estrellas del vallenato ya hemos perdido muchas importantes en situaciones diferentes. Rafael Orozco, Diomedes Díaz y recientemente Jorge Oñate.

De las grandes voces, unos permanecen más activos que otros, como en el caso de Poncho Zuleta, Iván Villazón y hasta el legendario Alfredo Gutiérrez.

Fue una generación de oro especialmente por el momento en que vivieron y el gran auge del género.

Como todo movimiento musical, el vallenato buscó su renovación y a pesar de la resistencia de los puristas, fueron apareciendo otros nombres importantes como es el caso de Silvestre Dangond,Peter Manjarrés y Felipe Peláez y perdimos algunos que ya brillaban desde el inicio como Kaleth Morales y Martin Elías.

Los tiempos van cambiando y las generaciones más recientes parecen por momentos olvidar el vallenato. O simplemente tienen muchos artistas que demandan su atención.

El reguetón recientemente ha copado no solo los gustos, sino todos los espacios de los medios como la radio. Pero esto no es novedad para el género que lidió con la embestida de la salsa y el merengue en el pasado.

Aquí es cuando empezamos a mirar las fortalezas del género.

El vallenato curiosamente comparte con el rock un fenómeno muy particular que es el respeto por los clásicos y sus maestros. Es raro encontrar un cantante vallenato que no respete ese pasado. Muchos, como Carlos Vives, han salido a reivindicar esos clásicos y lo han hecho con mucho éxito.

Cuando pensamos entonces en el futuro del género lo hacemos con tranquilidad porque sabemos que algo que va tan ligado a nuestras raíces difícilmente desaparecerá y aquí jugarán un papel muy importante los medios que ojalá siempre salvaguarden los espacios que necesita el género y las compañías disqueras, dueños de esos grandes catálogos, que ojalá los mantengan activos.

Sin lugar a dudas lo más importante para el género será la aparición de nuevas voces, figuras y estrellas. Eso es lo que mantendrá vivo al vallenato. El ejemplo reciente de Ana del Castillo, con todo su ingrediente de excentricidades, le da la una visibilidad interesante al género especialmente en un momento de la historia donde la mujer es la cara más visible del entretenimiento.

Vivimos un momento de una universalidad tan grande en la música producto de la tecnología, que cualquier movimiento por autóctono y fuerte que sea tendrá que competir mucho más por cautivar y conquistar el gusto de la gente. Ese es el gran reto del Vallenato en el futuro.