Estoy al borde de alucinar por la lucha interna en mi cerebro con unas imágenes que me persiguen todo el tiempo acerca de la diferencia que no me puedo ocultar a mí mismo entre el cuerpo y el cerebro de los niños que van a mi consulta en la actualidad, versus el cuerpo y el cerebro de las generaciones anteriores de las que he sido testigo y a las que pertenezco.
Nací y viví frente al mar samario hasta mi adolescencia cuando me fui a estudiar medicina, de tal manera que tengo una visión clara de los cuerpos de las personas a quienes vi en una especie de desnudez porque estaban en vestido de baño y pude apreciar la diferencia entre el cuerpo de los nacidos en zonas montañosas del interior del país frente a los nacidos en la costa, dos anatomías muy diferentes pero sin ningún problema estructural. De igual manera, practiqué basquetbol a nivel nacional y fútbol a nivel universitario, por lo que pude comprobar lo mismo en ese tipo de desnudez que permiten los uniformes.
Éramos elegantes, caminábamos con cierto garbo, nuestra gestualidad era de una motricidad gruesa y fina graciosas; en la posición de pies teníamos la misma altura de los hombros, la columna recta, los omoplatos pegados a la reja costal, todos nos sentábamos a escribir con la espalda recta y una pinza trípode perfecta para agarrar el lápiz. Éramos buenos estudiantes.
Había uno que otro hiperactivo, los que hoy llaman TDAH, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, pero todos conservaban las características anotadas.
Hoy, 3 generaciones después, el panorama es completamente diferente. Chicos y chicas desgarbadas, torpes, con fatiga muscular fácil, mal sentados, se cansan escribiendo, se levantan de su puesto con frecuencia porque no soportan una misma posición por un tiempo breve, muchos tienen dificultades en la expresión verbal. Son malos estudiantes aún con coeficientes normales de inteligencia.
La única manera de poder calmar esa ansiedad prealucinatoria es volverme un hikikomori, entrar en un aislamiento social severo refugiado en mi cuarto para poder leer una serie de libros en los que espero encontrar las explicaciones a todas estas preguntas que dan vueltas en mi cerebro: ¿Esto por qué ocurre, es malo, evitable, corregible?
Tengo una larga lista que empieza con El origen de las especies de Charles Darwin, por supuesto, y le siguen La estructura de la teoría de la evolución de Stephen Jay Gould, Evolución de Richard Dawkins, Cómo el homo se convirtió en sapiens de Peter Gardenfors, La trama de la vida de Fritjof Kapra, Yo soy un extraño bucle de Douglas R. Hofstadter.
Espero no alucinar después de leerlos.


