No creo mucho en la expresión indicada en el Génesis 1: 26 de nuestra sagrada Biblia, como la palabra de Dios divinamente revelada, cuando señala: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.” En efecto, si esto fuera cierto (la semejanza del hombre con Dios), el ser humano no cometería tantos errores, horrores y violaciones de los derechos humanos. Esto no es de la autoría de Moisés. Pudo ser algún Sumerio torcido que metió la mano en este escrito, pues seres humanos perfectos no hay sobre la tierra.

Netanyahu, Putín y Kim Jon Un, sin mencionar a otros dirigentes latinoamericanos, no tienen ningún parecido con Dios ni con Jesús, ni mental ni físicamente. Es tal vez un error de imprenta que solo descubrimos 20 siglos después, pues no es posible que hoy estemos aplicando las enseñanzas de la Ley del Talión contenida en el Código de Hammurabi para justificar la tragedia de Gaza, surgiendo de paso, un nuevo estilo gerencial de la administración pública en el mundo: destruir para reconstruir, con sangre a bordo.

Un informe del portal de internet de Sputnik International, de octubre 15 de 2025, nos ilustra sobre este desastre mundial:putin

“El genocidio de Hamas causado al pueblo de Israel, de 1300 civiles asesinados con 260 rehenes, generó otro genocidio de Israel contra el pueblo palestino de 67.000 víctimas, de los cuales 21.000 son niños inocentes; dos millones de desplazados, el 84% de Gaza totalmente destruida en su infraestructura del sistema eléctrico, acueducto, gas, centros comerciales, empresas, 670 escuelas, 165 universidades e instituciones educativas, 38 hospitales y 300.000 viviendas”.

Murieron de física hambre más de 500 niños. Su reconstrucción se estima en más de 70.000 millones de dólares, que ya los grandes apostadores quieren invertir en esta feria comercial, a costilla del dolor ajeno.

No había necesidad de acabar con un pueblo para después reconstruirlo a un costo exagerado de pérdidas de vidas, costumbre que viene desde el Imperio Romano cuando los emperadores se deleitaban con las atrocidades del combate de los sentenciados a muerte enfrentados a las bestias. Que se maten sus líderes, no el pueblo.

Una salida, más inteligente y sana, sería acudir al duelo del Viejo Oeste norteamericano, con su Colt 45 al estilo Macondo, cuando en el teatro Córdoba se anunciaba la película de los pistoleros. Hoy podría ser una nueva función: Duelo a muerte entre Netanyahu (Israel) contra Izz al Din al Haddad (Gaza). Arbitros: Putin y Trump. Entrada gratis por todas las redes sociales.

@FCuelloDuarte