Esta semana el Gobierno expidió la resolución que convierte a una mafia narcoterrorista, las Autodefensas Gaitanistas, en Grupo Armado Organizado, GAO, bajo el nombre de Ejército Gaitanista de Colombia, EGC.

Benedetti afirmó que el EGC no tendrá estatus político, y es cierto a la luz del DIH, porque ese estatus deviene del de “beligerancia”, que otorga la condición de parte en un conflicto no internacional, es decir, legitima la sublevación contra un gobierno y el derecho a negociar para remover las causas de la sublevación. Las Farc exigieron “beligerancia”, pero nunca la obtuvieron, porque les obligaba a cumplir el DIH, el cual violaron sistemáticamente. Sin embargo, sin estatus político, lograron negociar como si lo tuvieran.

Hoy, con la incoherencia de siempre, el Gobierno afirma que esos grupos delincuenciales no tienen estatus político, cuando se lo reconoció en un “mico” en la Ley de Paz Total, que diferencia entre “Grupos Armados Organizados al margen de la Ley” y “Estructuras armadas organizadas de crimen de alto impacto”, cucarachas del mismo calabazo, pero mientras el Gobierno podrá negociar con las Estructuras solo su sometimiento, con los GAO podrá hacerlo y lograr acuerdos para, entre otras cosas, “la creación de condiciones que propendan por un orden político, social y económico justo” (L. 2272/22. Art. 5º). Así que no nos vengan con cuentos de que el Ejército Gaitanista, ascendido a GAO, no tendrá estatus político.

Ahora bien, resulta paradójico que unos luchen por entrar y otros por salir. Una de las exigencias del ELN es la exclusión de la lista de los GAO, porque se consideran la única guerrilla subversiva con carácter político por derecho propio, condición que, para ellos, legitima su violencia y les otorga un derecho especial de negociación, como el de las Farc con el gobierno Santos. Ahora mismo circula el video de Pablo Beltrán buscando espacios para retomar los diálogos, aunque exigiendo que el país cambie a su acomodo, sin que ellos cambien, dejen de sojuzgar comunidades, tumbar helicópteros y asesinar soldados y policías.

Hoy el Gobierno conversa con el Ejército Gaitanista ¡en Catar!, y quizás se siente con el ELN, con las disidencias y hasta con los delincuentes que acompañaron a Petro en “el tarimazo”, abriéndole camino a su “Proyecto de Sometimiento”, otro ejercicio de impunidad sin posibilidades en época electoral y con un gobierno agonizante, pero en campaña para perpetuar su proyecto político.

Así las cosas, ¿esta nueva oleada de “dialoguitis” gubernamental responde a sus anhelos de paz o a sus anhelos electorales? Y, Dios no lo quiera, pero si el “Proyecto de Sometimiento” se convierte en Ley… ¿a dónde iremos a parar?

@jflafaurie