La semana pasada ocurrieron dos hechos que nos indican una inequívoca señal de que segmentos clave de la ciudadanía y de los trabajadores del sector minero, por fin, están tomando conciencia de la preocupante amenaza que se cierne sobre la sostenibilidad de la principal fuente de sus ingresos –comerciales y laborales– que podría afectar seriamente el nivel de vida de sus familias y de las comunidades, si se concretan las intenciones del Gobierno nacional de marchitar aún más las operaciones y restringir las exportaciones de carbón de La Guajira y el Cesar.

El primero fue la marcha, espontánea y empoderada, que se realizó el pasado 28 de agosto por parte de la comunidad de Albania, a la que se unieron personas de otros municipios, en la que participaron comerciantes, emprendedores, contratistas, trabajadores, prestadores de servicios y padres de familia, con el firme propósito de protestar pacíficamente contra los continuos bloqueos que no solo afectan a la empresa Cerrejón, sino también a miles de familias guajiras que dependen del empleo y de los beneficios que esta genera. Su subsistencia depende esencialmente de la operación minera del Cerrejón.

El segundo hecho lo protagonizó el sindicato Sintradrumond, que mediante comunicado público rechazó la política antiminera del Gobierno nacional. Su decisión es una contundente respuesta, que refleja la preocupación de sus directivos y afiliados, por la posición del presidente Petro, que además de sus ataques injustificados incluye su deseo de cerrar en forma apresurada la minería del carbón, sin hacer previamente una transición energética gradual y ordenada, que faciliten una reconversión laboral y económica, con lo que evitaría la incertidumbre para miles de trabajadores directos e indirectos y afectaría la economía regional.

Aunque aún existe división sobre este tema dentro del sindicalismo minero-energético, se espera que las demás organizaciones sindicales reflexionen juiciosamente al respecto y prioricen los intereses de subsistencia de los trabajadores –razón de su existencia– y sus familias por encima de sus intereses políticos e ideológicos.

Ya el poderoso sindicato “USO” de Ecopetrol se manifestó en contra de la actual política petrolera. Aún persisten los desacuerdos, luego de una reunión realizada después de que el presidente Petro no asistiera a una primera reunión con este sindicato porque, según manifestó: “Terminé dormido y no me despertaron”

@AELopezP