Cuando esto se escribe, aún no se conocen tres resultados con diferente importancia y con distintas consecuencias en el devenir nacional. El uno deportivo, que conoceremos hoy mismo y que, claro, su incidencia es puramente emocional, sea cual fuere no ocurrirá nada distinto a la eventual “bajanota” de una derrota que los medios califican de improbable, pero que, ¡ojalá que no!, dadas las últimas presentaciones de nuestra selección, nada de raro tendría un empate o una derrota que debería llevar a la salida del técnico Néstor Lorenzo, a quien le quedó grande la misión y que, aunque clasifique al mundial, tendrían que reemplazarlo por alguien más ducho y con más renombre, para mejorar el fútbol y los resultados que debería presentar nuestro equipo, que cuenta con jugadores de mucha calidad y vasta experiencia internacional en las mejores ligas del mundo.

El otro resultado que se desconoce cuando esto se escribe, ese sí neurálgico, es la elección programada para ayer en el Senado para designar magistrado de la Corte Constitucional y que, de haber elegido a la Balanta, ¡ojalá que no!, representaría para Petro una mayoría en la toma de decisiones para, por ejemplo, lograr la aprobación, bajo cualquier pretexto, de un aplazamiento de las elecciones presidenciales, el cual podría ser indefinido porque siempre ha estado en sus propósitos de eternizarse en el poder. Ojalá los senadores “zarandetes” hayan entendido la importancia de esta decisión, pues le habrían entregado a Petro el manejo de todas las arbitrariedades que crucen por su desviada mente y, pese al poco tiempo que le queda y a su evidente ineficacia, es mucho el daño que podría hacer. En tal caso, las acciones a adelantar para impedir la destrucción de las instituciones deben ser de un tenor diferente a las manifestaciones pusilánimes expresadas hasta hoy. Nos queda, por lo pronto, individualizar públicamente a los culpables, pidiendo para ellos un castigo electoral.

Y el tercer resultado, que no luce para muy pronto, tiene que ver con el talante de Trump, quien no parece inclinado a gastos inútiles, así que el desplazamiento de semejante fuerza naval no quedará en veremos, de pronto busca entrar a Venezuela y, con la ayuda de María Corina, extraer a Maduro y entregárselo a Bukele, cosa que dejaría a Petro huérfano y expuesto a un derrocamiento.

Entonces, si fue que eligieron a la Balanta, que Bolivia empate o gane, y que Trump se arrepienta, quedaríamos en la olla. ¡Ojalá que no!

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