Después de un fracasado intento de reforma tributaria a finales del año pasado, el Ministerio de Hacienda, en la presentación del Marco Fiscal de Mediano Plazo 2025, anunció el pasado 13 de junio una nueva reforma con la que buscaría recaudar más de 19 billones de pesos.
Aunque aún no se conoce la propuesta formal, el Gobierno ha dado luces sobre algunos de los cambios que planea introducir a través de la reforma que espera radicar en el Congreso a mediados de agosto y que corresponderían, principalmente, en la eliminación del tratamiento preferencial (exclusiones) al IVA en algunos sectores, equiparar el impuesto al consumo hoy del 8% a la tarifa del IVA del 19%, y aumentar las tarifas del impuesto sobre la renta a las personas naturales.
El viceministro del Ministerio de Hacienda, Carlos Betancourt, habría afirmado en dicha presentación que también se está evaluando la introducción de nuevos impuestos a contaminantes como plaguicidas, ruidos y vapeadores, y para las iglesias. Asimismo, se está evaluando la introducción de modificaciones a los impuestos al carbono y a los juegos de azar en línea -especialmente en lo que tiene que ver con sus bases gravables-.
Sin aún conocer más detalles específicos de la propuesta de reforma del Gobierno, queda la incógnita de sí se intentarán incluir otras modificaciones propuestas en la fallida Ley de Financiamiento del año pasado como la eliminación del régimen simple de tributación y el incremento de la tarifa del impuesto a las ganancias ocasionales.
También, es de cuestionarse si el Gobierno pretenderá incluir en esta reforma las medidas tributarias que creó “transitoriamente” para atender el Estado de Conmoción Interior en la región del Catatumbo, como el IVA a los juegos de suerte y azar en línea y la modificación de la tarifa del impuesto de timbre al 1%.
Una nueva reforma tributaria con un recaudo estimado así de sustancial necesitaría los debidos debates y concertaciones para una debida recuperación de la economía del país porque, de avanzar el proyecto con solo necesidades de recaudo, podrían generarse, por el contrario, efectos negativos y bloqueos a una transición hacia un sistema más eficiente. Habrá que esperar al texto que será presentado para saber si este elevará aún más la carga tributaria, o si contribuirá al fortalecimiento de los mecanismos de cobro existentes y al desarrollo de la inversión y el crecimiento económico.
* Socio en Holland & Knight
@Holland_Knight