Quien diga que la prestación del servicio de salud en Colombia no está vuelta añicos, no vive en este país o ya murió haciendo cola en una IPS. Sobra decir que nuestro sistema de salud era uno de los mejores de este hemisferio, superior al de los gringos, pues en el país del norte el paciente se muere en la puerta de un hospital cuando no cuenta con los dólares suficientes para pagar la factura del servicio médico.

Es la cultura de estos pueblos que nos han metido en la cabeza que todo lo que fabrican o hacen en EE.UU es bueno. En Barranquilla, por ejemplo, en el barrio Rebolo hay una fábrica de artículos de cuero que los exportan para EE.UU y Europa y vuelve al país con etiqueta en inglés y la gente los compra en los almacenes lujosos pagando su precio en dólar creyendo que los hacen en Italia.

Es cierto que nuestro sistema de salud había que mejorarlo, no acabarlo, bajo el argumento politiquero que se trata de la Ley 100 de 1993, de la autoría de Uribe, como si hoy el gobierno del cambio no tuviera los mismos defectos y el lastre de la corrupción, mal que viene desde hace unos 200 años por falta de controles administrativos y por la debilidad de una justicia implacable desde su vértice (Comisión legal de investigación y acusaciones) hasta el juzgado promiscuo de Perra Perdida en lo profundo de la selva amazónica.

La Ley 100 de 1993 ya lleva más de 32 años y ha tenido numerosas modificaciones en su estructura normativa, pero todo apunta que la discusión se centra en el dinero, que ahora lo maneja el ADRES, antes el Fosyga.

Una radiografía del actual sistema de salud muestra las siguientes cifras: 1)Incumplimiento en el pago del talento humano. 2) Más de 25 millones de personas están afiliadas a EPS que actualmente están intervenidas por el gobierno, 3) El 42% de las quejas reportadas por los pacientes están relacionadas con la entrega de medicamentos, un 27% asignación de citas médicas y un 21% en retrasos en la autorización de servicios. La acción de tutela es el mecanismo efectivo para no dejarse morir, para recuperar EPS intervenidas (SU- 277 de 2025) pero también lograr muñecas sexuales como la tierna decisión del juez de Bucaramanga que autorizó dos ejemplares a un paciente que aullaba por falta de sexo.

La salud está en cuidados intensivos y exige un tratamiento urgente de un Ministro experto en gerencia del tema, libre de cualquier enfermedad mental y desprovisto de un odio irracional capaz de producir un genocidio por descuido como lo describiría la pluma de García Márquez.

@FCuelloDuarte