No deja de rodar una lágrima en el alma por ‘el Zurdo’ López. El ser humano no elige donde nacer, pero puede elegir donde morir y él, quiso morir aquí, entre nosotros, en esta tierra que amó tozudamente, trabajando en el Junior de Barranquilla, el equipo al que quiso con sinceridad.

Es posible que ‘el Zurdo’ haya sido el técnico más aguantador con el periodismo y el gran público. Nunca una reacción, nunca un reclamo, nunca una respuesta disonante. Siempre un ser humano afable, de buen humor así estuviera pasando por momentos críticos en la dirección del equipo.

‘El Zurdo’ vivió a su manera. No hubo un solo acto de su vida que no fuera genuino. Con ideas propias, con decisiones personales, con su forma y manera de ver y hacer el fútbol. Nada ajeno, nada impostado.

Así, a su manera, viviendo entre Argentina, México y Colombia. Asentó su afecto entre México y Barranquilla y, en la decisión del corazón, se quedó con Barranquilla la misma que eligió para morir aunque, por esas jugarretas del destino, falleció en Soledad.

Ídolo que ganó todo con Independiente de Avellaneda, que repitió siete veces como entrenador del Junior hasta brindarnos una de las mejores finales de la historia del fútbol profesional colombiano contra Nacional, aquella del diciembre del 2004, que comenzó con un 3-0 a favor en el Metro, que siguió en el Atanasio con un 5-1 en contra, con un 5-2 para ir a penaltis y con una estrella maravillosa tras el lanzamiento de Martín Arzuaga que, mientras todos nos comíamos las uñas y nos herniábamos haciendo fuerza, él cantaba mentalmente Matilde Lina, la incunable creación de Leandro Díaz.

Es posible que todos hubiéramos exagerado en algunas apreciaciones en torno a las ideas futbolísticas del ‘Zurdo’, a la construcción de sus equipos, a la cantidad de jugadores que trajo, pero a partir de haber ganado esa quinta estrella, el respeto y la consideración primó y se inscribieron en el libro del olvido esas confrontaciones de ideas de las que él, nunca participó.

Se ha ido ‘el Zurdo’ López, ese que pudiera decir que vivió a su manera, y que pudiera cantar como Frank Sinatra que al final, cuando hubo duda, me la tragué, me enfrenté a todo y permanecí de píe, y lo hice a mi manera.

Gracias por tanto ‘Zurdo’ querido, que la quinta estrella guíe con su brillo tu camino a la eternidad…