Es indigno porque después del horror del atentado a Miguel Uribe Turbay, con el país consternado y adolorido, su respuesta fue carente de empatía y solidaridad. Es indigno porque en medio de ese desasosiego y preocupación generalizada decidió continuar con un concierto masivo en vez de dar espacio para la reflexión y oración. Es indigno porque cuando se requiere prudencia en la investigación pública conjeturas acusando sin pruebas a sus opositores. Es indigno porque cuando voces de todas las aristas piden bajar la confrontación, él escoge victimizarse y atizar el fuego. Es indigno porque todos los días sus bodegas llenan de odio y resentimiento las redes sociales. Es indigno porque rehúsa tomar las medidas necesarias para darle garantías y proteger a sus rivales políticos.

Es indigno porque no respeta la constitución al decretar una consulta popular pasando por encima del Congreso y de las Cortes. Es indigno porque intenta extorsionar al Senado con la reforma laboral a través de amenazas de una asamblea constituyente.

Es indigno porque muchos de sus colaboradores más cercanos están condenados o investigados por corrupción. Es indigno porque no tuvo reparos en rodearse con lo peor de la política nacional para lograr su elección y luego para gobernar.

Es indigno porque deja horas esperando tanto a sus partidarios como contradictores. Es indigno porque tiene ausencias prolongadas, que no son explicadas, y que incluyen desplantes a otros jefes de estado. Es indigno porque medios y exfuncionarios lo acusan de ser adicto a sustancias psicoactivas que afectan su proceder y estado de ánimo. Es indigno porque su liderazgo se basa en un trato hostil a sus subalternos.

Es indigno porque parece importarle más los conflictos en el extranjero que la violencia que aflige a sus compatriotas. Es indigno porque su tolerancia de los criminales a través de la fallida paz total refleja unos valores morales cuestionables. Es indigno porque prioriza la retórica y los símbolos a las acciones concretas que pueden conducir a la mejora en la calidad de vida de los colombianos. Es indigno porque al suspender la regla fiscal, sin justificación clara, pone en riesgo las finanzas del país.

En el artículo 175 de la constitución, aparece la indignidad por mala conducta como uno de los motivos para un juicio político al Presidente. Mal haríamos en seguir esperando que se acabe este cuatrienio para que finalice esta hora oscura. Indignidades hay de sobra, falta la voluntad política y un gran esfuerzo institucional para que avance, ojalá más temprano que tarde, un proceso que culmine en su destitución.

@RPlataSarabia