En un grupo de whatsapp muy activo que compartimos, uno de nuestros amigos, cada vez que se conocen hechos lamentables o fracasos del desgobierno actual, que son muy frecuentes, envía un meme con la imagen de Petro acompañado de la frase “y vendrán cosas peores”. Lo que acaba de ocurrir con el atentado al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe es una dolorosa corroboración de esa terrible y destructora tendencia en nuestro país, propiciada desde la presidencia.

Ante su evidente fracaso gubernamental el presidente se ha dedicado a intensificar la propagación del odio, los insultos y las amenazas a los líderes de los demás poderes públicos y a todos los sectores políticos que no apoyan sus nunca bien estructuradas e ideologizadas propuestas e iniciativas con las que a veces intenta gobernar. Desconciertan sus reiterados pronunciamientos en contra de casi todos los líderes políticos, empresariales y periodísticos. Entre tantos ataques violentos, recientemente, en un delirante discurso en un acto público en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, en el que demostró no estar en sus cabales, como es lo usual en él, la emprendió en contra de los últimos cuatro ex presidentes del país, a quienes tildó de “una banda de hampones nacidos en Chapinero”.

Los estruendosos fracasos que han tenido en el Congreso sus propuestas de reformas, y ahora su innecesaria y costosa “consulta popular” lo han descontrolado aún más, volviéndose aún más agresivo, con amenazas graves en la plaza pública, como esa de decir que “si a los amigos de Efraín Cepeda se les ocurre negar la consulta popular, el pueblo va a borrar a esos congresistas”

¿Habrá reflexionado el presidente Petro sobre si esa amenaza que lanzó contra los congresistas, sumado a su trino en el que preguntaba si “el nieto de un presidente que ordenó la tortura de 10.000 colombianos podría hablar de rotura institucional” contribuyó a estimular el atentado perpetrado contra el precandidato Uribe Turbay?

Su infundado ego, unido a sus objetivos ideológicos se lo impiden pues su accionar está orientado a descuadernar el país para crear las condiciones que le permitan consolidar su proyecto político que más que progreso traerá anarquía.

Los colombianos tenemos que impedir, a toda costa, que el gobierno Petro siga trayendo, en el último año de su periodo, cosas peores para el país. La unión decidida y valiente para impedirlo es nuestra obligación. No más indiferencia e inacción frente a tanta afrenta gubernamental.