“Si un libro se puede leer impunemente,

no vale la pena tomarse el trabajo.

Cuando los libros están de veras vivos, respiran;

y uno se los pone al oído y les siente la respiración

y sus palabras son contagiosas,

peligrosamente, cariñosamente contagiosas…”.

Eduardo Galeano

Esta reflexión surge como consecuencia de una tertulia que tejí con varias personas en el marco del día del libro y enfocadas en el impacto que tiene la FILBO en el universo literario y creativo. Una de las abogadas preguntó ¿Y sí hay relevo generacional de escritoras o nos quedamos con Gabriela Mistral y otras clásicas latinas? Eso me estalló la cabeza un poco (en el buen sentido de la palabra) me dije, definitivamente hay mucho por hacer, los libros, la literatura y la creatividad en general, tienen a las mujeres como protagonistas y hay que seguir haciendo pedagogía con perspectiva de género que incluya a todos, todas y todes.

Ni la literatura, ni ninguna de las artes están alejadas de las mujeres, sin embargo, el mundo patriarcal pareciera darles más fuerza a las voces masculinas que a las femeninas, y no pretendo establecer una discusión de competencia entre géneros, por el contrario, quiero enfatizar en la importancia de que la literatura se libere de la verticalidad y comience a transitar genuinamente por amplias avenidas de las diversidades, inclusiones y libertades. Que no sean solo letras y voces de un sector, etnia o clase social, sino de manera interseccional y plural, se les otorgue protagonismo a letras afros, indígenas, infantiles, juveniles, LGBTIQ+, rurales y femeninas, sin limitación alguna.

Vivan los libros, Viva la literatura y Vivan las Mujeres y sus letras poderosas, esto debe ocurrir en igualdad, equidad y no violencia. Escribo por acá lo que le respondí a la abogada que fue mi compañera de tertulia, - Las mujeres escritoras sí existen y merecen todas las garantías para visibilizar sus letras con poder -.

Aunque algunas personas consideren que no hay mujeres en la literatura, más allá de las clásicas, ¡se equivocan, porque Si las hay y son Muchas! Ojalá que las letras no excluyan a nadie.

Considero que cada libro que se teje con consciencia social y con compromiso con la incidencia social-política representa todo para quien lo escribe y para quienes participan en las investigaciones, anécdotas, relatos o diálogos que dan existencia a dicho libro. Los libros son leyendas vivas – actuales o futuristas, que nos cautivan, estremecen o nos cambian.

He escuchado muchas veces el testimonio de GaBo con el proceso de su libro Cien años de soledad y los desafíos que debió afrontar junto a su querida Merce. Justo ese proyecto con el que transitaron por las deudas, las crisis y el caos, lo llevó no solo al Nobel sino a inmortalizarse y a tocar millones de vidas, en varios idiomas y en diferentes ámbitos.

Conozco a muchas escritoras para quienes sus libros son sus Cien años de soledad, si bien el libro impacta muchas vidas, en varios idiomas y en diferentes países, lo primero, que cambia y mueve es su existencia y que bonito saber que un libro no es un papel inerte, sino que es un universo, una vida, un palpito incesante y penetrante que no deja inmune ni una partícula del cuerpo.

Y esto lo digo con total sinceridad, dado que yo soy una de esas escritoras soñadoras y hacedoras de sueños, no estudié literatura, no soy experta académica en letras, sin embargo, desde mi infancia el ejercicio de escribir es mi salvación, mi elixir existencial, mi encuentro con el espacio donde siempre soy feliz. Con esto quiero decir que si bien es absolutamente respetable lo que crean quienes estudian rudamente la literatura, no implica que se deba limitar a nadie de participar, porque es importante darle la oportunidad creativa a seres que vamos vibrando con cada experiencia y hacemos de cada momento un relato digno de leer y deleitar.

Termino esta columna, compartiendo una noticia que tiene a mi útero vibrando alto, y es que lanzo mi sexto libro, uno que tiene sangre guajira, fuerza de mujeres indígenas, respeto por el origen y por la cosmovisión wayuu. En esta construcción despedí varias versiones de Fabrina que me hacían peso, reescribí mi licencia resiliente, encendí unas cuantas esperanzas feministas y me enamoré más y más de mi tierra #LaGuajira

Este nuevo libro se titula Las Mujeres y el valor espiritual de los vientos y nacerá el 5 de junio entre el nordeste riohachero y el loco amor de mi gente, sonaran vallenatos en wayuunaiki y vibraran úteros ancestrales qué ya no podemos ver, pero si logramos sentir. Que nunca muera la esperanza, que las plumas sensatas y llenas de resistencia creativa jamás se silencien.

Vivan los libros y las mujeres.