Todas las parejas, incluso las más fuertes y amorosas, atraviesan momentos de dificultad. Es natural enfrentar desacuerdos, tensiones y desafíos a lo largo de la vida compartida. Sin embargo, hay ocasiones en las que los conflictos se vuelven repetitivos, la comunicación se deteriora, el sexo desaparece o el dolor emocional empieza a pesar demasiado. En esos momentos, considerar la terapia de pareja no es un signo de fracaso, sino un acto valiente de cuidado mutuo y compromiso con la relación.
La terapia de pareja es un espacio de crecimiento guiado por un terapeuta de parejas. Su propósito es ayudar a la pareja a identificar patrones disfuncionales, perfeccionar la comunicación, resolver conflictos, mejorar la vida sexual y redescubrir la conexión emocional. No se trata de buscar culpables, sino de comprender dinámicas y construir nuevas formas de vincularse.
Existen diversos enfoques terapéuticos, como la terapia basada en emociones, la terapia cognitivo-conductual, el método Gottman o el Método González, entre otros. Cada uno ofrece herramientas específicas, pero todos comparten el objetivo de fortalecer la relación.
Aunque cada pareja es diferente, algunos signos indican que acudir a terapia puede ser muy beneficioso:
-Comunicación deteriorada: si las conversaciones se convierten en discusiones constantes, silencios prolongados o malentendidos frecuentes, es señal de que la comunicación necesita ser reparada.
-Conflictos repetitivos: discutir una y otra vez por los mismos temas, sin llegar a acuerdos duraderos, puede desgastar profundamente la relación.
-Distanciamiento emocional o físico: sentirse más como compañeros de cuarto que como pareja, la falta de intimidad o la pérdida de afecto pueden ser síntomas de problemas subyacentes.
-Trastornos sexuales: bajo deseo sexual, problemas de lubricación o erección, ausencia de orgasmos, eyaculación precoz, entre otros.
-Infidelidad: ya sea emocional o física, una infidelidad es un golpe fuerte a la confianza. La terapia puede ofrecer un espacio para sanar y decidir, juntos, cómo seguir adelante.
-Cambios importantes en la vida: mudanzas, nacimientos, pérdidas, cambios laborales o enfermedades graves pueden alterar el equilibrio de la relación, requiriendo apoyo para adaptarse.
-Problemas con la crianza: desacuerdos profundos sobre cómo educar a los hijos pueden tensar gravemente el vínculo de pareja.
-Sensación de estancamiento: cuando uno o ambos sienten que no hay crecimiento, ilusión o propósito común, es momento de revisar la relación.
-Violencia o abuso: si hay cualquier forma de violencia, ya sea verbal, emocional, sexual, económica o física, se debe buscar ayuda inmediata. La seguridad debe ser siempre la prioridad.
@drjosegonzalez