Escuchar noticieros nacionales, leer la prensa, enterarse del acontecer político, además de las noticias de los hechos de sangre y del orden público en el país debería prohibirse por tratarse de factores de depresión anímica. Mientras Colombia naufraga en desastres, por aquí pareciera que nos encontráramos en otro mundo, todos los registros locales son positivos, esperanzadores. Allá van mal, pero aquí vamos bien.
Cobra fuerza entonces aquella iniciativa del dirigente Tico Noguera en el Romelio, por allá a finales de los sesenta del siglo pasado (¡más de sesenta años llevando del bulto a causa del centralismo!), cuando en medio de ovación exhibió en el partido de Junior una gran pancarta pidiendo La República Independiente del Caribe. Eduardo Verano, constituyente, años después le hizo eco al clamor no solo de aquí, sino que encontró acogida en todo el país, y presentó e hizo aprobar como norma constitucional la descentralización; se alcanzó a reglamentar, se dieron los primeros pasos, pero se impuso la burocratización cachaca, un problema para cada solución y, en la reglamentación, claro, para boicotear el propósito, incluyeron unos trámites que no se sabe en qué van; en alguna época fue encargado nuestro brillante Amylkar Acosta, nos ilusionamos, pero también se lo tragó la manigua. Hasta los paisas se enredaron, iban detrás nuestro pedaleando su propia descentralización, pero al igual que nosotros se atollaron en los enredos burocráticos.
Tenemos ahora una animadversión adicional, es que Petro nos detesta y, aunque últimamente trate de disimularlo, ya nos ha clavado en todo lo que ha podido, así que lo que ahora cacarea es tratando de recuperar lo que nuestra mentalidad masoquista ha dejado sobrevivir. Tampoco le gustan los paisas, pero enfrentarse a ellos es más complicado que a nosotros, ellos son unidos, hacen frentes comunes, se imponen en el parlamento, mientras que nosotros no. Solo unas cuantas destacadas voces se hacen sentir, esperemos que nuestro ‘Fincho’ Cepeda continúe en su firmeza de carácter y doctrina, que Petro ahora debe medirse para jodernos, seguro que sus últimos guiños se deben a la presencia de él en la presidencia del Senado.
El caso es que aún se puede revivir la iniciativa de Verano, retomar los intrincados pasos, y avanzar en la cosa, porque todo indica que Petro no entregará el poder, se quiere perpetuar como sea, así que estaríamos menos inermes si en llave con los paisas, con el apoyo de la inasible bancada costeña, y el impulso de Efraín Cepeda logramos superar los trámites y descentralizarnos.