Hace 40 años se disputaba el Mundial de Fútbol en Argentina, los locales enfrentaban a Polonia en la segunda fase del mundial. En aquella época, los ganadores de esta fase en cada una de las zonas eran los que iban a la final. Polonia era un equipazo, venía de ocupar el tercer lugar en el mundial anterior en 1974. Argentina ganaba 1 a 0 defendiendo su arco ante el asedio polaco. En un instante ocurrió lo inesperado, un jugador polaco, no recuerdo si fue Lato o Boniek, soltó un disparo que iba directo a la red que Fillol, el arquero, nunca atraparía. De repente, Mario Alberto Kempes se fajó con una estirada de arquero y despejó el balón con las manos. Penalti colosal, lo vio todo el planeta. Al cobro fue Kasimir Deyna. Lo demás es historia: Fillol tapó el penalti, Kempes no fue expulsado porque en esa época esa norma no existía, luego metió el segundo para el triunfo gaucho; Argentina fue campeona y ‘El Matador’ fue declarado el mejor futbolista.

Cuando Carlos Sánchez, nuestro mediocampista, metió la mano en el juego contra Japón en este mundial en Rusia, en un acto reflejo por detener un balón que iba para gol, se me vinieron a la mente estas imágenes y el deseo remoto de ver a David Ospina, nuestro arquero, emular al argentino tapando el cobro del penalti para un poco de justicia hacia un guerrero que actuó por instinto. Pero en fútbol esa palabra no siempre está del lado de los héroes, de hecho, hay muchos que han sido sacrificados injustamente en circunstancias parecidas.

En un país como este, en el que todos nos creemos autoridades futboleras, no podían faltar los gritos destemplados en contra de Sánchez, sobre todo porque se perdió el partido. Hasta ahí todo cabe dentro de lo esperado para unos aficionados que teníamos la ilusión de ver a nuestros jugadores arrasar con los que nos pusieran al frente. Pero la reacción fue más allá, hubo amenazas contra la vida de nuestro insigne jugador. En un país como este, en el que algunos se creen con la potestad de acabar con la vida de cualquiera, es justificable lo mal que se ha sentido Sánchez porque estas amenazas son serias, tenemos antecedentes muy dolorosos.

Por fortuna, la Selección Colombia de Fútbol es dirigida por un señor en todo el sentido de la palabra, José Néstor Pékerman, quien, además, es un extraordinario técnico que nos ha llevado a dos mundiales consecutivos y ha sabido arropar de manera paternal a nuestros futbolistas para guiarlos en un proceso encomiable que nos mantiene en la élite mundial. Por eso, después de la victoria ante Polonia sus primeras palabras fueron para dedicar el triunfo a ese futbolista que nos ha dado su máximo esfuerzo en cada encuentro que ha vestido la camiseta nacional.

Hoy, en el juego contra Senegal regresará a su puesto en el equipo para que sea, como siempre, el héroe que nos da seguridad para que sigamos avanzando hasta el partido final.

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