A partir del análisis de los actuales dirigentes mundiales es muy fácil arribar a la conclusión, que la era posmoderna carece de un liderazgo efectivo, que reivindique las necesidades comunes del orbe. Temas como: desarme, drogas, calentamiento global, crimen trasnacional, minorías, desarrollo humano, democracia, entre otros, no avizoran políticas mundiales efectivas, adoptadas a través de los organismos multilaterales, que comprometan efectivamente el liderazgo de cada Estado.

Es pertinente analizar el problema de la falta de liderazgo mundial, a partir de las condiciones personales del líder. En 1989, Steven R. Covey escribió: “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, indicado que éstos se encuentran en la intersección de tres componentes: el conocimiento, las habilidades y el deseo o actitud.

“El conocimiento indica qué hacer y por qué, las habilidades indican cómo hacer las cosas y el deseo es la motivación y las ganas de hacerlas. Si una persona es capaz de llevar estos hábitos en su vida cotidiana puede lograr importantes mejoras, tanto en su vida personal como en cualquier organización”.

Los 7 hábitos del líder efectivo son, desde el ejercicio de su actividad, que: “1.- Sea Proactivo; 2.- Empiece con un fin en mente; 3.- Establezca primero lo primero; 4.- Piense en ganar/ganar; 5.- Procure primero comprender y después ser comprendido. 6.- Sigernice; y, 7.- Afile la sierra. (Descanse)”.

Si analizamos la personalidad y gestión, de quienes fungen como líderes mundiales y corporativos, nos encontramos tristemente que éstos hacen gala, pero de: “Los 7 hábitos de las personas altamente ineficientes”, planteados por John H. ‘Jack’ Zenger, experto mundial en el campo de desarrollo de liderazgo.

1.- Fallan en el entrenamiento y el desarrollo de los demás.

2.- Son un mal modelo a seguir.

3.- Carecen de una perspectiva estratégica.

4.- Prefieren trabajar de manera independiente en lugar de colaborar.

5.- Oponen resistencia a las metas y mejoras.

6.- Su comunicación es deficiente.

7.- Fracasan en inspirar y motivar a los demás.

Desde la perspectiva de Caballero 2016, los líderes políticos mundiales sucumben fácilmente a los “7 pecados capitales políticos”, porque su actividad política carece de:

1.- Castidad para no ser políticos promiscuos.

2.- Dominio propio para no obrar con ventaja.

3.- Generosidad para con sus congéneres.

4.- Diligencia en su actividad.

5.- Paciencia frente a sus adversarios.

6.- Caridad frente a los más pobres.

7.- Humildad en sus relaciones interpersonales.

El liderazgo mundial está corrupto, requiere que todos nos miremos al espejo.