Este sábado 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Horticultor, fecha establecida por la Unesco y que busca destacar la labor de este tipo de personas, es por eso que el Distrito de Barranquilla buscó en las huertas distritales una historia, que además, refleje la pasión de una madre en el que también es su mes.
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Eso lo lograron con Shirley Marcilia Morales, madre de cuatro hijos, vecina comprometida y cuidadora de la tierra del parque productivo huerta comunitaria de su sector en el barrio Lipaya, donde con sus cuidados ayuda a la producción de tómate cherry, cebollín, habichuela larga, maíz, yuca, plátano, mango y papaya.
“Aquí encontré un lugar donde sembrar también lo que soy: paciencia, esperanza y cuidado”, afirmó.
Antes de que Shirley y otros vecinos intervinieran el espacio de los 508 metros cuadrados de área cultivable recuperado por la Alcaldía de Barranquilla, el lote era foco de inseguridad y desorden.
Hoy, gracias a su liderazgo, hay más de 40 camas sembradas, cinco de ellas a su cargo directo. Incluso colabora con compañeros que atraviesan situaciones de salud, reforzando su papel como cuidadora más allá de lo familiar. Su ejemplo ha dignificado la mirada sobre el entorno y ha despertado el sentido de pertenencia en el barrio.
“No hay mejor aula que la tierra misma, ni mejor lección que cuidar lo que da vida”, comentó.
El impacto emocional de este proceso ha sido significativo, pues Shirley asegura que ha fortalecido su autoestima, su capacidad de liderazgo y su empatía como mujer, como madre y como ser humano.
“Ahora me siento más capaz, más útil. Estoy criando a mis hijos con el ejemplo y eso me llena de orgullo”.
El liderazgo de Shirley también ha implicado aprender a convivir con personas diversas. En el grupo hay adultos mayores, jóvenes en rehabilitación, amas de casa y trabajadores informales.
Aunque el respaldo de la Alcaldía de Barranquilla ha sido vital para el funcionamiento del proyecto, Shirley tiene claro que lo que sostiene cada planta es el compromiso diario. Por eso agradece las herramientas, las semillas y las capacitaciones, pero sobre todo valora la confianza depositada en líderes comunitarios como ella.
“Nos dieron tierra, pero también nos dieron responsabilidad”, afirmó.
En su visión de futuro, Shirley sueña con una huerta más grande, un aula ecológica abierta y más madres empoderadas con tierra bajo las uñas y proyectos en el corazón. Porque como Shirley, hay muchas otras madres sembrando futuro sin hacer ruido, pero dejando raíces profundas.
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En cada hoja que brota, en cada semilla que germina, vive el espíritu de Shirley Marcilia Morales, una destacada madre que decidió sembrar vida en su barrio y terminó cultivando una comunidad más unida, más saludable y consciente. Su legado, sin duda, seguirá floreciendo.