Este proyecto empieza a cambiar la vida financiera de las personas y solo hay algo por decir: no solo es un logro empresarial, sino por lo que logramos en conjunto: demostrar que Colombia puede estar a la vanguardia en innovación de pagos.
El fútbol, el deporte y el entretenimiento son plataformas reales de desarrollo emocional, económico y nacional, no adornos. Y Colombia podría dar un salto histórico si los integra de verdad a su proyecto de país. Ese es el poder del balón.
Así que no, no estamos cerca de dejar atrás los combustibles fósiles. Estamos electrificando una parte del sistema, sí, pero el resto —el más pesado, el más material, el más difícil— sigue anclado al petróleo, al gas y en algunos países al carbón y no por capricho.
Podemos discutir si es justa o injusta la inclusión de Petro. Pero mientras esté ahí, las empresas actuarán como lo haría cualquier asesor responsable: protegiéndose. Esa es la verdad incómoda que debemos asumir sin fanatismos.
Una de ellas es el cambio de sistemas de salud obsoletos, con la salvedad de que dichos cambios no deben afectar las condiciones de vida de las personas, ni recaer su manejo directamente sobre un solo grupo político y, ser debidamente estructurado con el paciente como mayor protagonista.