Esos precandidatos, sin expresarlo, nos están tildando de ilusos o ignorantes a los que apoyamos y tenemos a Abelardo De la Espriella por encima de ellos en las encuestas. ¿No será que son ellos los equivocados? Lo cierto es que si su masivo apoyo se mantiene o incrementa, y si realmente están pensando en función de patria, tendrían finalmente que apoyarlo quedando todos o casi todos muy mal parados.
Veinte años después no hallan qué inventar para acabar con el monstruo de la corrupción y mientras tanto siguen empecinados en la aplicación de una norma totalmente nociva para la gestión administrativa del Estado y que entorpece la contratación estatal violando normas como el principio de planeación del presupuesto público.
El alcalde mayor Alejandro Char mantiene su entusiasmo por las cosas de Obregón y así hemos visto desarrollarse la ruta de Obregón con el apoyo del Banco de la República, y restaurados y limpios; el Paseo Bolívar, Cra 53, el Vitral de la Capilla Marymount y finalmente, el gran mural de las “Cosas del Aire”, para declarar a Barranquilla la ciudad de Obregón.
Actualmente, la vida dejó de tener valor; no hay respeto ni dignidad. La caridad desapareció, la honestidad se extinguió, el liderazgo se volvió un espejismo y los deseos de salir del caos social, político y cultural parecen inexistentes.
En la actual coyuntura política, le dedico esta columna a varios amigos proclives a intentar salvar su conciencia absteniéndose de votar, votando en blanco, o “yéndose a ver ballenas” si la realidad no les permite escoger entre “dos cosas que me gusten”.