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El desazón de la partida de las toldas rojiblancas se evidenciaba más en sus ojos que en sus palabras. Alberto Gamero, quien dejó de ser técnico del Junior el domingo, dialogó ayer en la mañana con EL HERALDO a bordo de su camioneta luego de salir del edifico donde reside al norte de Barranquilla. Prefirió la diplomacia. Incluso piensa en volver para dar la vuelta olímpica en el estadio Metropolitano defendiendo los colores del equipo al que le tocó decir adiós en un corto y amargo ciclo.