
Todos extrañaron al Julián Barahona que jugaba en el Deportivo Pereira. Ese mediocampista que recuperaba el balón, conducía al equipo desde la primera línea, pateaba tiros libres, remataba desde larga distancia y anotaba goles de cabeza en los tiros de esquina. El que estuvo en el Junior en el segundo semestre de 2010 no era el mismo. Frío, muy frío.
Barahona llegó a Barranquilla con el reconocimiento de ser un volante mixto capaz de cumplir las dos tareas: contención y elaboración. Así brilló en el conjunto matecaña y se convirtió en el jugador en su posición con más anotaciones en el primer campeonato de 2010. Pero en el plantel rojiblanco su esplendor se apagó. Algunas luces en la Copa Postobón, muchas sombras en la Liga.
Barahona se salvó de la poda que hubo en el Junior porque su contrato tiene vigencia hasta junio y antes que nada porque Óscar Quintabani, que explotó sus bondades en Tuluá y Pereira, lo conoce muy bien y solicitó su continuidad.
“Esta es una oportunidad más y una revancha para mí porque el semestre pasado no fue tan bueno”, reconoce Barahona.
Durante la pretemporada, el vallecaucano jugó más que todo en el equipo de alternativas, pero ante la lesión de Jossymar Gómez, empezó a hacer línea de tres con Jhon Viáfara y José Amaya.
Ante la ausencia de Viáfara por una suspensión de cuatro partidos que arrastra desde el campeonato anterior, Barahona emprende su reivindicación desde el primer partido de la Liga ante el Real Cartagena.
“El profe Quintabani me pide marcar y cuando tenga la pelota debo salir para dársela bien adelante a Giovanni”.
Julián Barahona aspira a tener mayor regularidad en la nómina estelar para sacarse la espina y demostrar que sí cuenta con condiciones para triunfar en el Junior.
“Estoy más afianzado y aclimatado, en este semestre, sin ningún pero, vamos a encarar este torneo”. RCV