Con las bandas criminales, Colombia está pagando hoy las consecuencias de un proceso de desmovilización con las AUC aún no concluido. Estas organizaciones son un subproducto de las estructuras paramilitares que se quedaron en la criminalidad y tienen azotadas a varias y extensas zonas del país.
Estas bandas combinan el tráfico de estupefacientes, el robo de vehículos, la piratería terrestre, la usura, la extorsión, el secuestro, el fleteo, el sicariato, la pornografía, la falsificación de dinero y el contrabando. Es decir, están en todas las modalidades del delito. Han montado una gran industria del crimen. Eso les da una temible fortaleza económica. Y heredaron unos aparatos armados de gran poder de intimidación.
Lo que está pasando en la Región Caribe y particularmente en Santa Marta y Barranquilla lo demuestra. En la capital del Magdalena, volaron ayer un supermercado en la zona del mercado público, causaron muertes y dejaron a varias personas heridas. El alcalde Carlos Caicedo dijo que las bacrim no impondrán su régimen de terror, y convocó a una marcha de camisetas blancas este viernes en el Parque Sesquicentenario.
En Barranquilla, la situación, por causa del accionar de estos grupos mafiosos, se ha venido tornando cada día más peligrosa. El martes, un grupo de habitantes del barrio La Pradera, ubicado en la localidad suroccidental, salieron a protestar contra las extorsiones de las que están siendo víctimas. En este sector de la ciudad, los comerciantes son ‘vacunados’, y varios de los que se han negado a pagar han sido asesinados. A lo largo del corredor comercial de la calle 30 también se ha extendido, como una mancha oleosa, la extorsión y se han producido algunos atentados.
Ayer también un concejal de Medellín denunciaba que las bacrim, en esa capital, estaban amenazando y secuestrando jovencitas para ingresarlas al mundo de la prostitución.
Está, pues, el país enfrentado a unos enemigos de mucho cuidado. La protesta de La Pradera y la marcha de mañana viernes en Santa Marta están indicando que una firme respuesta ciudadana va a ser muy importante para enfrentar a las bandas criminales.
Pero es fundamental una contundente acción represiva del Estado para perseguir y desvertebrar a estas siniestras agrupaciones que se distinguen con nombres como Los Urabeños, Los Paisas, Los Rastrojos, Las Águilas Negras y Nueva Generación, entre otros.
Hay que hacer, al mismo tiempo, una valoración exhaustiva de las instituciones del Estado que pudieran estar penetradas por las bandas criminales y que, por tal razón, no están mostrando los resultados que la ciudadanía espera.
Frente a la agilidad operativa de las bacrim, el Estado tiene que mostrar una eficaz acción. Pues vistas las cosas hoy con total realismo, la verdad es que el Estado va perdiendo la guerra con las bandas criminales. Estas se están regando por todas partes, actúan a sus anchas, proceden con aterradora eficacia, tienen aterrorizados a los ciudadanos, y lo que es peor: parecen invulnerables a las arremetidas de las autoridades.
Lo de La Pradera es la señal de que la ciudad se está enardeciendo frente a estos forajidos. Y nos parece lleno de firmeza el mensaje de la Alcaldesa en el sentido de que las comunidades atacadas no deben sentirse solas, y que no permitirá que a Barranquilla le quiten la tranquilidad. La ciudad no puede quedar en manos de los criminales. Hay que derrotarlos.