La modelo Alejandra Azcárate, para la revista Aló, tituló un escrito: Las 7 ventajas de la gordura, dice, entre otras cosas, “...Los hombres les ceden el puesto por miedo a que se les sienten encima... se asolean como un sapo bocabajo, desparramadas sin tapujos... Con la bronceada se les marcan los pliegues a los cuales el sol no alcanzó a entrar... quedan llenas de líneas como si hubieran sido atacadas por un león, y no les importa...”
Las gordas están indignadas con estos epítetos, pues aducen que la obesidad es un problema de salud pública, como la anorexia y la bulimia. Daniel Samper Ospina, en su columna dominical de Semana es recurrente al burlarse de los defectos físicos de todo el mundo, como la quijada del vicepresidente Angelino Garzón, apodar de Píncher al exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, más conocido como ‘uribito’, quien está preso, por nombrar algunos. Para muchos es un genio, qué ignorantes. Alejandra siempre ha vivido del escándalo, justo se desnudó en la revista que dirige el pornosohiano Samper, emulando a Jesús en la última cena, con demandas penales a la revista Soho. ¿Pasó algo? Nada. La ordinariez siempre ha estado de moda, vende y factura. El chisme es una industria en Colombia y el mundo, todos los días salen nuevas revistas especializadas, así ‘vacunen’ pedagógicamente a las personas, como ocurrió en el sur de Bogotá, gastando inútilmente dineros públicos en carnés para los chismosos. ¿En el Norte no hay chismosos? Habría que delimitar una línea entre el humor y la ofensa, algo difícil pero no imposible. Para la inmensa mayoría la vulgaridad de Azcárate no da más, pero, no hay que pedirle peras al olmo.
Helena Manrique Romero