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El pasado miércoles 25 de septiembre acudí de Emergencia a la Clínica del Prado, para que me atendieran por un accidente casero que tuve en mi apartamento. Llegué a las 8:30 a. m. a la emergencia y fui atendido amablemente por la empleada de la Clínica. Previo el lleno de los requisitos, me envía a valoración en una sala que le llaman Triage, después de haber esperado pacientemente mi turno, porque siendo muy temprano había varias personas o pacientes que atender y solo estaba un solo médico para las ‘emergencias’. La doctora me receta una ampolla de Diclofenaco y que me tomen unas radiografías. Aquí comienza mi viacrucis.

Ya eran las 11:00 a. m. Una vez que me toman las placas las envían a la sala de recuperación donde hay una doctora de turno; la profesional las observa y me informa que tengo una pequeña fractura en dos dedos de mi mano y que tiene que verme un “especialista” y que llega a la clínica como a las 5:00 p. m.

A eso de las 3:00 p. m., ya agotado e incómodo por tanta espera, me acerco nuevamente a la sala de recuperación y noto que hay otro médico reemplazando a la anterior, me dirijo a él y le pregunto que cuánto más demora el especialista; se acerca y me pregunta cuál es mi nombre y se dirige donde están las placas; las observa detenidamente y vaya sorpresa, me manifiesta que no tengo fractura y que no necesito que me vea ningún especialista. Procede a vendarme la mano y me receta Naproxeno tabletas 250 mg y que ya me puedo ir para mi casa y que pida una cita externa prioritaria. Para concluir pregunto ¿quién tiene la culpa que jueguen así con los usuarios de las EPS y que le suceda esto que me pasó a mí?, ¿la Clínica del Prado, Coomeva o la falta de control de los entes de salud que deben velar para que no se cometan estos atropellos? Ojo al Cristo que es de palo.

Leo Pinedo
Leopinedo17@hotmail.com