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Como dice el Himno de nuestra ciudad “Barranquilla, procera e inmortal”, además de inmortal: indestructible, porque en sus recientes 200 años ha soportado el saqueo, raponeo, desprecio y quiebra por parte de su clase dirigente; que es insensible con la gente que los escogió, ya que esperan de ellos soluciones definitivas a sus múltiples problemas, pero las soluciones son a medias o nunca llegan.

Barranquilla es una ciudad bendecida por Dios, ya que nos ubicó en una posición estratégica privilegiada a nivel geográfico ante los ojos del mundo y no la hemos sabido aprovechar.

Llegó el tan esperado TLC y aún no tenemos las vías de transporte ni definidos los que no están; y los que están, no se han habilitado en un gran porcentaje.

Nos falta un puerto o un megapuerto sobre aguas profundas, requisito indispensable para abaratar costos y mantener la competitividad.

Las carreteras intermunicipales a doble calzada, apenas se están construyendo, y muy bien.

Pero en lo que sí estamos mal es en la movilidad interna. Cogemos la avenida más importante de la ciudad, como la calle Murillo, la convertimos en una autopista; y la llenamos de detecciones electrónicas; algo absurdo que no fue planeado sino negociado,

- En el sur de la misma calle Murillo quedaron las intercepciones para cruzarla como las carreras 21, 14 y 8, que se forman unos trancones gigantescos. En la carrera 21 solucionaron definitivamente con un semáforo en la calle 46 pero en las carreras 14 y 8 el caos sigue, sobre todo en las horas pico.

- Sugiero que en la carrera 8, que es un bulevar, que se taponen los cruces en las calles 44 y 46, -todavía muchos barranquilleros nos preguntamos por qué los bulevares de las carreras 4 y 8 no han sido empalmados con la calle murillo y la cordialidad respectivamente, o ¿es muy costoso?

- Y hablando de nuestros cráteres, perdón calles, como nos obligan a pagar un impuesto de rodamiento si nuestros vehículos y riñones sufren. ¿Quién nos responde por esto?

Este pago deberíamos condicionarlo para el otro año y decirle a nuestra máxima autoridad: si las vías siguen igual o peor, no hay pago de dicho impuesto. Esta inquietud es para todos los que pagan este gravamen. Y a los que están en los puestos de eminencia justicia: transparencia y equidad, por favor, señores.

Por Wilson Trujillo Jiménez