
Hasta el alcalde de Toribío, Cauca, Ezequiel Vitonás, tuvo que esconderse ayer en una vivienda para evitar caer muerto por las ráfagas de fusil que las Farc lanzaban desde las montañas circundantes.
“Las calles del pueblo están desoladas. Ya llevamos cerca de 24 horas soportando este ataque”, dijo el mandatario a Caracol Radio y manifestó que la guerrilla le había enviado un recado a los pobladores para que no asistieran al tradicional mercado de los fines de semana a realizarse hoy.
Explicó que a las 5 a.m. del viernes los subversivos comenzaron los ataques hasta las 11 p.m. Y ayer, le dijeron a la gente que los reanudarían a partir de las 11 a.m., lo cual cumplieron. “A esta hora volvieron a disparar. La gente sigue muy asustada”, indicó el burgomaestre.
De acuerdo con lo que explicaron otros pobladores a varios medios nacionales —mientras se hacían las grabaciones se escuchaban los disparos— los guerrilleros tenían como objetivo tomarse el puesto de la Policía Nacional para destruirlo y llevarse a los uniformados.
“Todos ellos están atrincherados en el búnker”, comentó un poblador e indicó que se esperaba la llegada de refuerzos del Ejército.
Mientras en Toribío una mujer sufrió una herida de bala y 80 casas fueron averiadas por las explosiones, en Miranda, Cauca, las Farc lanzaron varios explosivos que destruyeron una vivienda y una escuela. Allí, cuatro estudiantes, menores de edad, y un adulto fueron heridos.
“Además de poner a la población civil como escudo, utilizaron armas no convencionales que al no tener precisión afectaron a cuatro niños y a un adulto”, dijo a la agencia EFE el comandante de la Brigada Móvil 28, coronel Martín Nieto.