
Cientos de miles de bogotanos recurrieron hoy al transporte público y a las bicicletas en el "Día sin carro", que obligó a dejar estacionados 1,43 millones de vehículos particulares para reducir, al menos por unas horas, la contaminación ambiental en la capital colombiana.
Durante la mañana, de la duodécima edición de esta iniciativa, las emisiones de monóxido de carbono disminuyeron en un 23% con respecto a un día de tráfico normal, según un comunicado de la Secretaría de Ambiente de la ciudad.
El "Día sin carro" se puso en marcha a fines de los noventa como algo voluntario y en 2000 una consulta popular promovida por el entonces alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, aprobó que se celebrara anualmente el primer jueves de febrero.
Expertos como Néstor Rojas, profesor de la Universidad Nacional de Bogotá, cuestionan que el "Día sin carro" sirva para purificar el aire capitalino, ya que argumentan que la principal fuente de contaminación no son los vehículos particulares, sino los autobuses, muchos de ellos obsoletos, que usan motor diesel.
En entrevista con el diario capitalino El Espectador, Rojas sí alaba la medida como una forma de reflexionar sobre las "alternativas de movilidad" en una ciudad con más de 7 millones de habitantes y graves deficiencias en sus sistemas de transporte público.
De hecho, TransMilenio, un sistema de autobuses articulados con vías exclusivas, estuvo en las horas pico mucho más congestionado de lo habitual, según denunciaron muchos usuarios a través de las redes sociales.
Bogotá es de las pocas grandes ciudades de América Latina que no tiene metro, tras medio siglo de proyectos frustrados.
Para intentar regular el caótico tráfico de la ciudad y reducir los temidos "trancones" hace 2 años aumentaron a 14 horas diarias las restricciones a la circulación de vehículos particulares, conocidas como "pico y placa". EFE