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El papa Leon XIV lamentó este martes que se trate de esa manera “extremadamente irrespetuosa” a los migrantes que llevan una vida honrada en Estados Unidos y pidió que se escuche a los obispos de ese país, que emitieron un mensaje contra la política de deportaciones del Gobierno de Donald Trump.

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“Creo que debemos buscar maneras de tratar a las personas con humanidad, con la dignidad que les corresponde. Si las personas se encuentran en Estados Unidos de forma irregular, existen mecanismos para abordar su situación. Hay tribunales, hay un sistema de justicia”, explicó el pontífice estadounidense, al responder a los medios a su salida de su residencia de Castel Gandolfo.

Y agregó que “nadie ha dicho que Estados Unidos deba tener fronteras abiertas” porque “cada país tiene derecho a determinar quién, cómo y cuándo entra la gente. Pero cuando hay personas que llevan una vida honrada, muchas de ellas durante 10, 15, 20 años (en el país), tratarlas así, de esta manera extremadamente irrespetuosa, por decir poco...”

Y también condenó que “ha habido violencia” en algunos casos en el tratamiento a los migrantes por parte de las autoridades.

Por ello, afirmó que “los obispos han sido muy claros en sus declaraciones” e invitó “a todas las personas de Estados Unidos a que los escuchen”.

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La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) emitió el pasado día 12 un mensaje sin precedentes en el que condenó la política de deportaciones y la estigmatización de los inmigrantes del Gobierno del presidente Donald Trump, aunque sin mencionar su nombre.

“Nos preocupa profundamente observar entre nuestro pueblo un clima de temor y ansiedad en torno a la discriminación racial y la aplicación de las leyes de inmigración”, decía esa declaración, aprobada casi por unanimidad en la conferencia anual de obispos que tuvo lugar la pasada semana en Baltimore (Maryland).

“Nos entristece el estado del debate actual y la estigmatización de los inmigrantes. Nos inquietan las condiciones en los centros de detención y la falta de acceso a la atención pastoral. Lamentamos que algunos inmigrantes en los Estados Unidos hayan perdido arbitrariamente su estatus legal”, añadieron los prelados.

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Los obispos estadounidenses también dijeron sentirse preocupados por “las amenazas” de posibles redadas migratorias en los lugares de culto, los hospitales y las escuelas.

“Nos duele ver a padres que temen ser detenidos al llevar a sus hijos a la escuela y al consolar a familiares que ya han sido separados de sus seres queridos”, expresaron.