Dientes de oro, aplanamiento de la clavícula, traumatismo craneoencefálico, un esternón que sobresale, huesos fragmentados y una protuberancia en el talón del pie derecho son algunos de los hallazgos de un equipo de investigadores que exhumó el cuerpo del médico José Gregorio Hernández Cisneros durante el camino que condujo a la canonización del primer santo venezolano.
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Hernández Cisneros (1864-1919) pasó por tres exhumaciones, la última de ellas en 2020, como parte del proceso para su beatificación en abril de 2021, luego de que el Vaticano reconociera el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega, que recibió un disparo en la cabeza durante un asalto mientras que se encontraba con su padre y a quien los médicos habían desahuciado.
En una exhumación, de acuerdo a la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), participan médicos patólogos, especialistas y fiscales jurídicos de la Iglesia, que tienen la misión de verificar la identidad y condiciones de los restos del candidato a santo.
El conocido como ‘médico de los pobres’ fue exhumado por primera vez en 1939, por motivos familiares, según explicó la patóloga Ana Nóbrega, en la charla ‘Lo que nos dicen los santos a través de sus reliquias’, celebrada a principios de mes en la capital venezolana.
En ese momento, relató la médica, comprobaron que los restos óseos de Hernández Cisneros estaban ya deteriorados debido a la presión del agua subterránea por el paso de una quebrada cercana al Cementerio General del Sur, en Caracas.
Posteriormente, en 1975, el cuerpo del ahora santo fue sometido a una segunda exhumación con fines religiosos, cuando lo trasladaron a la Iglesia de La Candelaria, luego de producirse un incendio en el cementerio por la cantidad de velas que le dejaban los creyentes.
Un santo de carne y hueso
Nóbrega dijo que se pudo comprobar que la causa de muerte del médico fue un traumatismo craneoencefálico tras ser atropellado por uno de los pocos vehículos que circulaban en 1919 en Caracas.
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“Comprobamos que se trataba de sangre impregnada en las estructuras óseas, eso correspondió a su causa de muerte, debido a ese traumatismo y esa fractura que tuvo en la base del cráneo”, añadió.
Por su parte, Lourdes Pérez, antropóloga forense que formó parte del equipo de exhumación, indicó que parte de los huesos de Hernández Cisneros estaban “completamente” fragmentados, con un color “negruzco” producto de la humedad, con fisuras, fracturas, exfoliaciones y fragilidad.
Pese a esto, detalló, se pudieron recuperar 113 huesos, con lo que se pudo determinar que el santo tenía restauraciones en oro de sus dientes, lo que hace presumir que no se las hizo en Venezuela, dado que en esa época la odontología solo era “paliativa y no restaurativa” en el país suramericano.
Además, Pérez señaló que Hernández Cisneros tenía atrición en los dientes, es decir, tendía a friccionar “diente contra diente”.

La huella física
El antropólogo forense Juan Rodríguez explicó que el santo presentaba un aplanamiento de la diáfisis de la clavícula derecha producto de un “esfuerzo significativo” que, en su caso, tenía que ver con cargar toneles de agua.
Igualmente, subrayó que Hernández Cisneros presentaba una pequeña excrecencia en el talón de su pie derecho, por lo que inclinaba su cuerpo hacia otro lado para “evitar el dolor que pudiera generar”.
Rodríguez agregó que el ‘médico de los pobres’ también exhibía una deformidad torácica llamada ‘pectus carinatum’, donde el esternón y las costillas sobresalen, dándole al pecho una apariencia de ‘pecho de paloma’.
José Gregorio Hernández fue canonizado el pasado 19 de octubre, en el Vaticano, junto a la religiosa venezolana Carmen Rendiles, convirtiéndose en los dos primeros santos del país suramericano.





















