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La Policía española detuvo a un hombre y a una mujer en el distrito San Blas-Canillejas, perteneciente a la Comunidad Autónoma de Madrid, luego de que se descubriera que ambos intentaron introducir fragmentos de cristal en un recipiente en el que un bebé comía.

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De acuerdo a información de las autoridades, el bebé no era hijo de los sospechosos sino que vivía en la misma vivienda con su familia, mismo lugar anteriormente se habrían dado fricciones que habrían motivado el hecho.

El suceso ocurrió el pasado 30 de agosto en momentos en que la mamá de la criatura en cuestión notó los fragmentos de cristal en el recipiente en el que estaba alimentando a su pequeño que solo tiene 10 meses de nacido.

La madre decidió verter el puré que le daba al bebé en un plato y fue cuando comprobó que efectivamente era pedazos de vidrio que, al parecer, eran de una botella que fue fragmentada para presuntamente causarle daño al pequeño.

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Casi que de inmediatos las sospechas recayeron sobre los dos individuos hoy capturados por uniformados de la policía de Madrid que de inmediato se trasladaron hasta el domicilio. Después fueron dejados a disposición de la autoridad competente a la espera de que se les defina su situación judicial.

A prisión 17 ocupantes de barcaza donde tiraron personas vivas por la borda en Canarias

Un juez español envió a prisión a 17 de los 251 ocupantes de una embarcación precaria rescatada el 24 de agosto a más de 400 kilómetros de las Islas Canarias, España, por su posible implicación en la tragedia que ocurrió a bordo, que incluye varias muertes violentas.

Un magistrado de la isla de Gran Canaria tomó esa decisión tras escuchar este viernes no solo a los detenidos por la Policía -16 senegaleses y un gambiano-, sino también a cuatro supervivientes de la embarcación (cayuco) que, como testigos protegidos, proporcionaron un relato durísimo”, que describe episodios de violencia extrema, con palizas y varias personas arrojadas vivas por la borda, indicaron a EFE fuentes judiciales.

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Los detenidos se enfrentan a la acusación habitual de delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (favorecer la inmigración irregular como patrones del cayuco), con el añadido en este caso de delitos de lesiones y contra la vida.

Las fuentes precisaron que esta calificación genérica probablemente se transforme en cargos por homicidio o asesinato (con alevosía) conforme avance la investigación y se escuche a más supervivientes.

La cifra de víctimas aún no está cerrada, pero puede aproximarse a las 70 muertes, ya que los testigos aseguran que la embarcación partió hacia Canarias con “más de 300” ocupantes y algunos hablan de 320 personas.

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Si esta última cifra se confirma, convertiría a ese cayuco en el mayor hasta la fecha en cruzar el Atlántico desde la costa africana hasta las Islas Canarias, en la conocida como la Ruta Canaria, después de que en 2023 llegara uno a la isla de El Hierro con 320 personas.

Es una embarcación de dimensiones enormes que partió con ocupantes procedentes en su mayoría de Gambia y de Senegal once días antes de ser encontrado a la deriva por un buque mercante al oeste de Dajla (Sahara Occidental), a más de 400 kilómetros al sur de Canarias.

Antes de poner rumbo a España, estuvo varios días fondeado lejos de la costa, mientras iban llegando en cayucos menores las personas que iban a formar parte de la expedición, cuyo número ya provocó algunos roces en salida, por lo hacinados que iban todos.

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En un momento no determinado de la travesía, el motor de la embarcación se rompió, lo que desató la tragedia, primero en forma de muertes por sed con el paso de los días, pero sobre todo cuando algunos de los migrantes fueron acusados de ser brujos que habían provocado la mala suerte. Esos desafortunados fueron maniatados, apaleados y arrojados vivos al mar.

No es la primera vez que esto ocurre en la Ruta Canaria, pero en este caso la violencia creció con los días, conforme se iban agotando el agua y los víveres y los patrones trataban de imponer su ley, armados con palos y cuchillos, según relataron los testigos protegidos.

La investigación no ha concretado el número de muertes, pero los testimonios disponibles describen tanto muertes por deshidratación como personas arrojadas vivas al mar.