Revelan la verdad detrás de Laika, la perra que envió la Unión Soviética al espacio: 'No debimos haberlo hecho'

El 3 de noviembre de 1957 una canina llamado Laika fue enviado por la Unión Soviética al espacio a bordo del satélite Sputnik 2, con el objetivo de convertirse en el primer ser vivo en orbitar la Tierra.

Laika nació y vivió en la era comunista bajo el liderazgo de Nikita Khruschev, murió pocas horas después del lanzamiento debido al sobrecalentamiento de la nave, marcando también la primera vez que un ser vivo murió en órbita terrestre.

Las autoridades soviéticas ocultaron la verdadera razón del fallecimiento de Laika y entre las primeras versiones, se informó que habría sobrevivido seis días en órbita antes de quedarse sin oxígeno y después habría sido sometida a la eutanasia antes de agotarse dicho suministro.

Desde la Unión Soviética de la época de la Guerra Fría, consideraban que Laika no sobreviviría a la misión espacial y en realidad habría sido enviada para investigar si un ser vivo podría resistir las condiciones de una puesta en órbita y los efectos de la gravedad.

Fue el 4 de octubre de 1957, que la Unión Soviética lanzó el Sputnik 1, el primer satélite artificial en orbitar la Tierra cuyo diámetro era 58 centímetros y un peso de 83 kilogramos, además tenía dos transmisores de radio, cuatro antenas exteriores y diversos instrumentos para medir temperaturas tanto internas como externas.

Tras el éxito, en noviembre lanzaron Sputnik 2 coincidiendo con el aniversario de la Revolución Bolchevique y los ingenieros decidieron incluir como nuevo desafío enviar a ser vivo, en este caso un perro, al espacio exterior.

Laika era una canina de calle con una mezcla entre razas nórdicas como el husky y el terrier y fue hallada en las calles de Moscú. Sobre su estado de salud, se conoció además que pesaba cinco kilos, tenía aproximadamente tres años de edad y era buen temperamento. Vladimir Yazdovsky, quien tenía a cargo el programa de perros de prueba para vuelos espaciales, dijo que era 'tranquila y encantadora'.

Para llevar a cabo dicha misión, Laika fue equipada con un traje espacial y un arnés, que actualmente se exhibe en el Museo Memorial de la Cosmonáutica en Moscú. 'Después de colocar a Laika en el contenedor y antes de cerrar la escotilla, le besamos la nariz y le deseamos un buen viaje, a pesar de saber que no sobreviviría', reveló uno de los técnicos que preparó la cápsula.