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La idea de estudiar una carrera “del futuro” ya no parece un salto hacia lo desconocido, sino una necesidad cada vez más concreta. En un país como Colombia, donde los cambios tecnológicos, sociales y ambientales avanzan a pasos agigantados, los jóvenes buscan cada vez más opciones académicas que respondan a un mercado laboral que se transforma casi a diario.

Mientras el mundo se reinventa aceleradamente, el mercado laboral colombiano comienza a moldearse con base en las nuevas necesidades globales. Atrás va quedando la percepción de que los trabajos del futuro llegarán “algún día”. Ya están aquí: desde perfiles especializados en inteligencia artificial hasta expertos en salud mental y sostenibilidad.

Según el Ministerio de Educación Nacional, uno de los grandes retos del sistema educativo es anticiparse a estos cambios. “La educación superior debe responder a las necesidades del país y a los desafíos del siglo XXI, formando profesionales que contribuyan a la transformación social y al desarrollo sostenible”, afirmó recientemente el ministro de Educación Daniel Rojas.

Perfiles para el futuro

Tanto el Ministerio de Educación como el Ministerio de Trabajo, a través de plataformas como el Observatorio Laboral para la Educación (OLE) y la Clasificación Única de Ocupaciones de Colombia (CUOC), han empezado a trazar el mapa de las ocupaciones emergentes con mayor proyección. Las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) encabezan esta ola, con carreras como Ciencia de Datos, Ingeniería de Software y Robótica como apuestas clave.

Pero el futuro no es solo digital. Las carreras relacionadas con energías renovables, economía circular y gestión ambiental también se fortalecen como parte de la transición hacia una economía verde. Se requiere talento humano capaz de diseñar e implementar soluciones sostenibles frente a los retos climáticos y sociales del país.

Otra tendencia que gana fuerza es la formación en bienestar mental y emocional. Tras los efectos psicosociales de la pandemia, la demanda por profesionales en áreas como psicología, terapia ocupacional, trabajo social y coaching emocional ha crecido notablemente, especialmente con enfoque comunitario y educativo.

Incluso la inteligencia emocional empieza a tomar relevancia en los currículos, no solo como competencia transversal, sino como una herramienta clave para adaptarse a entornos laborales complejos y cambiantes.

Las carreras del futuro no solo se relacionan con la tecnología, sino con la capacidad de resolver problemas reales en un mundo incierto. Ya no basta con adaptarse: se requiere anticiparse.

Programas técnicos y profesionales, especialmente desde el sector público, comienzan a reflejar esta necesidad de cambio. Elegir bien, hoy, puede marcar la diferencia mañana.