
Salvar al Parque Cultural
El alcalde Pumarejo no solo ha garantizado la celebración de la Noche del Río, sino que ha propuesto que el Distrito asuma la gestión del complejo cultural ante los problemas que afronta la administración privada.
El Parque Cultural del Caribe fue concebido hace algo más de 20 años como parte de una ambiciosa estrategia de recuperación del Centro Histórico de Barranquilla. Tras algunos contratiempos, primordialmente de tipo financiero, entró en operaciones en 2007 con el pretendido fin de convertirse en uno de los polos culturales de la ciudad.
Sin embargo, por razones que aún no han sido debidamente explicadas, el complejo arquitectónico no ha logrado estar a la altura de las expectativas para las que fue creado.
Es un hecho palpable que los administradores no han conseguido implantar un modelo de gestión económicamente sostenible y atractivo para el público, y ello se ha traducido en un agujero presupuestario que se arrastra año tras año. En este contexto de zozobra habría que inscribir la parálisis de la construcción del Museo de Arte Moderno, una obra que corre el riesgo de convertirse en un formidable elefante blanco si no se concluye y –sobre todo- si no se logra dotar en el futuro de un contenido atractivo.
Días atrás, el anuncio del Parque Cultural de que este año no se podría celebrar en sus instalaciones La Noche del Río, uno de los eventos alternativos más importantes del Carnaval, encendió las alarmas sobre el estado de salud financiera y administrativa del complejo cultural.
Afortunadamente, el alcalde Jaime Pumarejo ha reaccionado con prontitud para garantizar, con el apoyo del Distrito, la celebración de la Noche del Río, un gesto que seguramente le agradecerán los fieles de un evento que ha ido ganando popularidad con el paso de los años.
Pero –quizá lo más importante– el mandatario ha aprovechado la coyuntura para hacer una propuesta de fondo ante los problemas que afronta el Parque: que el Distrito se haga cargo de su gestión, mediante alguna fórmula jurídica que permita la transferencia de la administración, sin incluir en el paquete la deuda.
Hay que subrayar que el Parque Cultural es una institución privada sin ánimo de lucro, cuya asamblea de socios está integrada por entidades como el Grupo Santo Domingo o Promigas. El Distrito y la Gobernación tienen presencia en la junta directiva, al ser los mayores aportantes (en la última década han invertido $10 mil millones); sin embargo, no tienen injerencia en la gestión.
En síntesis: excelente la noticia de que no se suspende la Noche del Río e interesante la propuesta de Pumarejo para sacar del atolladero al Parque Cultural. El balón está en la cancha de los socios de la institución, que deberán analizar la pertinencia de la oferta del alcalde.
Entretanto, no estaría de más que informaran con claridad a la opinión pública cuál es la realidad del complejo. Y por qué hemos llegado a este punto.
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