Tres gobernadores de la Región Caribe –Eduardo Verano, de Atlántico, Dumek Turbay, de Bolívar, y Édgar Martínez, de Sucre– tuvieron la acertada iniciativa de viajar ayer a Medellín para enterarse de primera mano de la crisis de Hidroituango.
Los mandatarios mantuvieron un largo encuentro con los máximos dirigentes de la empresa pública EPM, responsable de la represa, y estuvieron presentes el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, y el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.
Al término del encuentro, manifestaron sentirse tranquilos, no tanto por la situación de la obra, que sigue siendo crítica, como por algunos acuerdos alcanzados con EPM. Uno de los más destacados es el compromiso de la empresa antioqueña de incluir la zona de La Mojana entre las áreas consideradas de máximo riesgo, lo que implica que sus habitantes recibirán atención inmediata y directa mientras dure la crisis.
También cabe resaltar el compromiso de las EPM de mantener un contacto fluido con los gobernadores costeños, de modo que estén debidamente informados, sin intermediarios, sobre el desarrollo de los acontecimientos.
El viaje de los gobernadores ha sido, sin la menor duda, oportuno, ya que la dramática situación de Hidroituango no concierne solo a las poblaciones vecinas. Los expertos temen que, en el peor de los escenarios, una rotura de la presa podría tener consecuencias nefastas incluso en el distante departamento del Atlántico.
El gobernador Verano dijo que las explicaciones de los directivos de EPM lo tranquilizaron. Sin embargo, son muchas las versiones que están circulando en los medios y las redes que no invitan precisamente al sosiego.
A ese estado de confusión están contribuyendo los reproches entre autoridades, particularmente entre los mandatarios de Antioquia y Medellín, que en los últimos días se han enzarzado en una disputa agria acerca de las responsabilidades en la crisis de Hidroituango.
Esperamos que el viaje de los tres gobernadores costeños a Medellín no se quede en mero acto de cara a la galería. La Región Caribe, por tener unas zonas aledañas a Antioquia y otras en la desembocadura del Magdalena, está expuesta, en diferentes grados, a cualquier desenlace indeseable que pueda tener la represa. Motivo de sobra para mantener un contacto permanente y fiable con los directivos de EPM.
Al mismo tiempo, las gobernaciones de la Costa deben tener a punto planes bien estructurados de contingencia por si se precipita una catástrofe. Planes que ojalá no haya necesidad de activar nunca.