El Editorial | No bajemos la guardia
Mientras en Europa el virus no encuentra freno y los países endurecen medidas, en Colombia la pandemia, luego de seis meses, empieza a dar un respiro.
Seis meses después de la llegada de la Covid-19 a Colombia, el país está en una fase de aislamiento selectivo caracterizado por una afectación diferencial del virus que se ha movido con distinta velocidad en las regiones, donde sus autoridades siguen trabajando para fortalecer respuestas en salud, tanto en la red pública como privada; mientras avanzan en la reapertura gradual y controlada de actividades económicas bajo el cumplimiento de protocolos de bioseguridad.
En su más reciente informe el Instituto Nacional de Salud confirmó más de 710 mil casos positivos, de los cuales 91 mil están activos, y desafortunadamente cerca de 23 mil personas han muerto desde que se registró el primer fallecimiento, el del taxista cartagenero Arnold de Jesús Ricardo Iregui, a mediados de marzo.
Durante los últimos 180 días se lograron avances importantes en salud pública e infraestructura que permitieron incrementar en tiempo récord las unidades de cuidados intensivos llegando a más de 10 mil en el país. Además, la capacidad de procesamiento de pruebas de PCR alcanzó las 55 mil diarias en laboratorios públicos y privados, sin contar las de antígeno; las EPS en articulación con las entidades territoriales trabajan para mejorar la prestación de sus servicios adaptándose a las actuales circunstancias, y los sistemas de vigilancia epidemiológica fueron reforzados para detectar, rastrear y reportar de manera oportuna contagios con el propósito de identificar grupos de riesgo y establecer medidas de aislamiento.
Decir que se conoce todo acerca del comportamiento de la Covid-19 sería pretencioso e irresponsable, pero en estos seis meses Colombia ha recorrido una senda de exigentes lecciones y acelerados aprendizajes adoptando decisiones de gran calado para que la evolución del virus en sus diferentes momentos generara el menor impacto posible en la población. Luego de una primera etapa en Leticia, una segunda en Tumaco, Buenaventura, Quibdó, Cartagena y Barranquilla; y una tercera en Bogotá, Medellín y Cali; el ministerio de Salud estima que lo más fuerte está por llegar a Bucaramanga, Cúcuta, Popayán y Pasto. Más adelante, será el turno para las ciudades del Eje Cafetero y en una fase posterior la afectación se concentrará en municipios pequeños. Todo antes de finalizar este inédito 2020.
Barranquilla también hace balance. Luego de 12 semanas críticas, entre la segunda quincena de mayo y los primeros días de agosto, cuando la ciudad afrontó un exceso de letalidad por el período más duro de la pandemia, hoy los indicadores de salud pública se mantienen positivos y estables desde hace 40 días, con jornadas de cero fallecidos como la de ayer domingo.
La proporción de recuperados sigue al alza: un 93% de las 36 mil personas diagnosticadas positivas ya superaron el virus, y la ocupación de las 669 camas UCI es del 47%, y de ese porcentaje solo el 5% corresponde a pacientes con Covid-19. Adicionalmente, Barranquilla pasó de tener una tasa de positividad del 44% en junio al 8,4% en septiembre, lo cual indica que apenas 8 de cada 100 personas sospechosas de haber contraído el virus son confirmadas. A diferencia de lo que ocurre en otras regiones del país, donde se redujo significativamente la toma de muestras, la ciudad siendo el ente territorial con la mayor cantidad de pruebas PCR procesadas: un total de 207.973, es decir 17.331 por cada 100 mil habitantes, por encima de Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga y Cartagena.
No es hora de bajar la guardia. Sin vacuna, y mientras persista la emergencia sanitaria por el virus, el riesgo de contagio que se corre es permanente, especialmente en localidades, como Norte, Centro Histórico y Riomar, que durante el pico presentaron una menor tasa de positividad, asegura la Secretaría Distrital de Salud que ofrece pruebas gratis a través de sus líneas 3851246 o 3793333.
No es tiempo de reuniones sociales, encuentros familiares o visitas de amigos y vecinos considerados un foco de contagio. Con autocuidado, responsabilidad individual y compromiso ciudadano debemos persistir en la protección de los mayores, así como en la estrategia de rastrear, identificar casos, diagnosticar y aislar. Nada está ganado aún, seis meses después el virus sigue entre nosotros. Relajarse es un error, y los rebrotes son una amenaza real como hoy lo atestiguan decenas de países europeos donde la expansión del virus no se detiene. Que sea una lección aprendida.
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