Las huellas que dejó sobre las canchas tras sus años de jugador no le permiten reconstruir rutas de gambetas y fantasías, pero sí le alcanzaron para ser inolvidable entre todos los que respiran fútbol a lo largo y ancho de Colombia.
Fernando Pecoso Castro, quien está vigente en su condición de entrenador, habló de la Selección Colombia, sobre su vida y otros detalles que no se esfuerza por eludir.
¿Cuál es su opinión respecto al nuevo técnico de la Selección Colombia?
Escuché a Maturana diciendo que el técnico que tome la Selección Colombia debe ser alguien con experiencia en Eliminatoria. Cuando ellos (Maturana y Hernán Darío Gómez) comenzaron no habían dirigido nada. Yo hablé de Reinaldo Rueda y de Jorge Luis Pinto porque son capacitados en Alemania y ambos estuvieron ya con el seleccionado. Para mí la Federación debía pensar en uno de los dos. A estas alturas el señor Luis Bedoya no sabe quién va a ser el técnico de la Selección. Estoy seguro.
¿Por qué es tan difícil que en Colombia exista acuerdo alrededor de un nombre para el cargo de entrenador patrio?
En Colombia por la mañana El Tuertico Vélez (Carlos Antonio) desde Bogotá por RCN dice una cosa, al mediodía desde Medellín dicen que tiene que ser paisa y desde Cali dicen otra cosa. No hay una comunión alrededor del técnico y para ocupar el cargo hay que tener un respaldo.
¿Por qué no hay buena relación entre usted y Carlos Antonio Vélez?
Yo sé que él sabe muchas cosas del fútbol que no denuncia. Defiende lo indefendible y ataca al que no tiene que atacar. Si llama a un técnico que no le da la alineación él lo ataca. Así quiso acabar con Rueda, con Pinto, pero con los paisas nunca se metió. Mi función no es denunciar porque yo soy técnico de fútbol, pero él es periodista. Él tendría que denunciar.
¿Cree que la relación se hizo más tensa cuando usted dirigió Santa Fe?
Él dijo que yo manejaba un Ferrari, pero realmente era un equipo de fútbol. Si era tan Ferrari tengamos en cuenta que Bolillo me reemplazó a mí, pero ahí entonces ya no era Ferrari sino un Renault 4 viejo.
¿Cuándo fue la última vez que se saludaron?
La última vez que me saludé con él fue en un café de Manizales, hace como tres años.
¿Qué busca con el Quindío en la Liga Postobón?
Para nadie es un secreto la forma de trabajo que se tiene en el Quindío. Este es un equipo para formar jugadores, es una cantera y todos los jugadores pertenecen a Hernando Ángel (empresario).
¿Cómo supo que quería ser técnico?
Ya en la última etapa de mi carrera como jugador. Cuando compartía con Bilardo, con Manera y charlaba mucho con Zubeldía. Antes de eso solo me preocupaba por entrenar. Me volví preguntón y un día Alex Gorayeb (dirigente del Cali) aseguró que yo iba a ser director técnico.
¿Cuáles son las palabras que recuerda de Bilardo?
Carlos Bilardo decía: “ustedes tienen lo mismo que nosotros, no son inferiores a nadie”. Umaña, Maturana, Bolillo, Suárez, Peluffo y muchos técnicos tuvimos que ver con Bilardo y Zubeldía. Eso es un logro importante, pues enseñaron y no creo que después otros entrenadores dejaran tanta huella sacando provecho de la riqueza técnica del jugador colombiano.
¿Cómo fue su vida antes de ser futbolista profesional y entrenador?
Vivía en un barrio pobre de Manizales con mi mamá, que nos levantó lavando ropa porque quedó sola con ocho hijos. Cuando eso yo era el mayor teniendo ocho años y siete meses. Mi padre se fue y nunca volvió.
¿Trabajó en su niñez?
Estoy trabajando desde los 11 años. Mi mamá me consiguió trabajo en una panadería en la que hacía los domicilios a pie.
¿Siempre quiso ser futbolista?
Toda la vida, cuando mi mamá me dijo que continuara estudiando el bachillerato le dije que no. Tenía claro que quería estudiar mecánica automotriz y ser jugador de fútbol profesional. La mecánica la aprendí en el Sena, la empresa en la que trabajaba después me daba permisos para entrenar, jugar y viajar, pero ya después de un tiempo renuncié y me dejaron las puertas abiertas por si no pasaba nada en el fútbol.
¿Cómo consiguió sus primeros pesos en el fútbol?
El Once Caldas rifó un carro y a mí me dieron un talonario con 100 boletas. Con lo que se recogía de la rifa se le pagaba la quincena a los jugadores.
¿Cuándo llegó al Cali no tenía dinero?
Cuando llegué al Cali, realmente llegué con una mano adelante y otra atrás. Fue así porque lo que me habían pagado antes en el Once Caldas y en el Quindío era para sobrevivir en el día a día. El Cali me permitió vivir con todo. También pude ser parte de la Selección Colombia y disputar una final de Copa Libertadores. Igual tengo en cuenta que me abrieron las puertas para ser entrenador y así también fui campeón.
¿Qué cosas malas cree que ha hecho en el fútbol?
Lo malo que he hecho en el fútbol, lo he hecho siempre delante de la gente. Jalarle el pelo a Hussaín (N de las R: En un partido de la Copa Libertadores de 2003, siendo técnico del América jaló por el pelo al jugador argentino Claudio Hussaín, de River Plate), pelear con Elkin Murillo, en fin. De resto, no hago nada malo en el fútbol. En mis años de técnico nunca he llamado para preguntar quién será el árbitro, nunca he multado a un jugador, tampoco les he quitado un peso ni he tenido jugadores para negociar. Soy temperamental en la zona técnica y cuando el juego acaba termino tranquilo.
¿En su época de jugador era más fácil hacer trampa en la cancha?
Vivíamos una época diferente. Hoy en día con tanta cámara la televisión es algo impresionante. Uno le echaba mentol en los ojos a los contrarios, los chuzaba con un alfiler que luego tiraba a la grama.
¿Eso se lo enseñó Carlos Bilardo?
A Bilardo le echaban la culpa de eso, pero no era así. El Cali era un equipo de jugadores veteranos con muchas maldades juntas. A mí Bilardo me enseñó otras cosas, por ejemplo, lo que se debe hacer antes de un partido y los cuidados que debe tener un jugador antes de un juego crucial.
¿Siempre jugó en la defensa?
Inicié como volante ofensivo y siendo zurdo jugaba por derecha. En esa posición debuté. Recuerdo que en el año 71 estuve en Barranquilla con Caldas, perdimos 2-1 y yo hice el gol en una jugada de tiro libre. Después un argentino llamado Juan José De Mario sugirió que me pusieran de lateral izquierdo, eso fue en el año 72 y allí me quedé para el resto de mi carrera.
¿Recuerda una mala tarde jugando ante Junior en Barranquilla?
Una vez vine con el Caldas. Marcaba la punta izquierda y me tocó enfrentar a Othon Dacunha. Lo mejor es que por la otra punta estaba Leonardo El Diablo Caldeira (Risas).
Más detalles
Le falta un dedo
Siendo mecánico, ‘Pecoso’ Castro perdió el dedo meñique de su mano derecha al sufrir un accidente con un taladro. Antes de que le amputaran otro dedo se voló del hospital.
Compromiso inmancable
Durante su infancia, cada miércoles por la tarde, ‘Pecoso’ dejaba de trabajar para jugar fútbol en una cancha de barrio, en la que se reunían los mejores jugadores de Manizales.
Su máximo temor
Castro confiesa que le tiene pánico a la drogadicción, a raíz de ver el sufrimiento de muchas personas. Agrega jocosamente que a su cabeza solo le ha puesto gorra y sombrero.
Por Wilhelm Garavito M.