Apenas tiene nueve años, pero ya entiende lo que significa ser hincha de la selección Colombia y del Junior, su otra gran pasión. Miguel Ángel Moreno, un niño del barrio Las Cayenas, llegó este martes a los alrededores del Hotel Dann Carlton, sitio de concentración del combinado patrio, con la ilusión pintada en la cara y una cartelera hecha con sus propias manos. La multitud de camisetas amarillas se confundía en un mismo grito de aliento, y entre ellas se destacaba el entusiasmo de Miguel, que no paraba de cantar y sonreír.
No vino solo. Su madre y una tía lo acompañaron en la aventura de ver de cerca a sus ídolos, pero él tenía claro que el protagonista de su mensaje era uno solo: Dayro Moreno, el veterano delantero que a sus 40 años regresa a la Selección después de casi una década de ausencia.
“Admiro a Dayro por su talento y porque me enseña que nunca es tarde para alcanzar los sueños. Me apasiona porque no se rinde y porque yo también soy apellido Moreno”, decía el niño emocionado, mostrando con orgullo su cartelera.
El ambiente era festivo y Miguel se encargaba de ponerle música. Con voz aguda y convicción inocente, entonaba su propio cántico: “Desde septiembre se siente que viene… Dayro Moreno, Dayro Moreno, los goles pa’ la ‘Sele’, los goles pa’ las nenas… Dayro Moreno, Dayro Moreno, los goles pa’ la ‘Sele’, los goles pa’ las nenas. ¡Vaaamos Colombiaaa!”.
Quienes lo escuchaban no podían evitar sonreír, algunos se unían al coro y otros lo grababan en sus teléfonos como testimonio de la pasión genuina que despierta el fútbol.
El niño tiene claro su pronóstico para el partido contra Bolivia: “Vamos a ganarle 4-0, con goles de ‘Luchito’ (Díaz), (‘Juanfer’) Quintero, Richard Ríos y Dayro (Moreno)”. Lo dice con la seguridad que solo otorgan la ilusión y la fe de la niñez, convencido de que el regreso del goleador será motivo de celebración para todos.

El pequeño no tuvo la fortuna de ver a Dayro de cerca y mucho menos pudo obtener su autógrafo para la cartelera, pero sí se llevó un premio grande, la firma del técnico Néstor Lorenzo, que lo vio a lo lejos y se acercó para firmarle su obra.
Miguel Ángel se fue a casa con la misma camiseta sudada de tanto brincar y con la esperanza intacta. Para él, estar allí, animando a la Selección y rindiéndole tributo a Dayro, ya es una victoria.