Caimanes fue un equipo grande y glorioso. Llenaba y hacía vibrar el coliseo Elías Chegwin. El quinteto que representaba a Barranquilla en el torneo profesional de baloncesto de los años 90, devoraba sin piedad a sus rivales, brindaba espectáculo y festejaba títulos. Antes de que las emociones de este deporte se apagaran en la ciudad, por diferentes motivos (principalmente el económico), los reptiles levantaron tres trofeos en 1995, 1997 y 1998.
El primero de ese trío de logros se quedó tatuado en el corazón de los seguidores locales del básquet por la magia de las jugadas y canastas que significaron la victoria. Alberto Antonio Sinclair Downs, mejor recordado como ‘el Mongo’ Sinclair, fue uno de los protagonistas de aquella gesta deportiva.
El sanandresano, de 1,80 de estatura y ya con 42 años de edad, habló de su vida actual y de aquellos días triunfales en los que él integraba una maravillosa escuadra liderada en el maderamen por el estadounidense Antoine Joubert.