En el verano del 75, el miedo se metió al agua. Bastaron dos notas musicales —las más amenazantes de la historia del cine— para que millones de personas lo pensaran dos veces antes de meterse al mar. Tiburón, dirigida por un joven Steven Spielberg que apenas superaba los 27 años, convirtió a un animal en un monstruo y a una película en un fenómeno cultural que cincuenta años después sigue al acecho.
Lea Muere Camila Loboguerrero, la primera mujer en dirigir un largometraje de ficción en Colombia
Pero Jaws, como fue bautizada originalmente en inglés, no solo cambió la manera de mirar el océano. Cambió también la industria. Inventó una nueva forma de estrenar, de consumir y de pensar el cine comercial. Convirtió a su director en estrella, a su compositor en leyenda y al cine de verano en religión.
Medio siglo después, sigue siendo objeto de culto, de análisis académico, de homenajes y de reediciones. ¿Por qué? ¿Qué hizo que un tiburón mecánico fallando en el agua se convirtiera en una de las películas más influyentes de todos los tiempos?
Aquí Así es la promoción de ‘El juego del calamar’ que Netflix grabó en Calamar, Bolívar
El primer mordisco
Antes de Tiburón, los estrenos eran eventos contenidos: llegaban a unas cuantas salas y, si funcionaban, se expandían poco a poco. Pero Universal Pictures apostó por algo inédito: lanzar la película en más de 500 salas al mismo tiempo, acompañada de una campaña de televisión que inundó el prime time.
“Fue la primera vez que se invirtió tanto dinero en publicidad para una película. Se creó un sentido de urgencia, como si fuera un evento nacional. Así nació el blockbuster”, explica André Didyme-Dôme, crítico de cine, docente y editor de Rolling Stones Colombia y The Hollywood Reporter en español. La fórmula no solo funcionó: cambió para siempre la lógica del cine comercial. A partir de ahí, toda superproducción soñó con parecerse a Tiburón.
Además ‘Delirio’, la serie basada en la novela de Laura Restrepo, presenta sus primeras imágenes
El tiburón no funcionaba
Lo que hoy se estudia como una clase magistral de suspenso, fue en realidad una solución de emergencia. El tiburón mecánico, apodado “Bruce”, se dañaba todo el tiempo. Spielberg, frustrado, decidió mostrarlo lo menos posible. Y ahí encontró oro.
“El miedo nació de la sugerencia. El tiburón se volvió una amenaza invisible, y eso se potenció con la música de John Williams”, apunta Óscar Arias, Doctor en Comunicación, cineasta y profesor de la Universidad del Norte. “Lo que no se ve es lo que más aterra, y Spielberg entendió eso a la perfección”, agrega.
También ‘Exterminio: la evolución’, un regreso visceral
Didyme-Dôme añade: “Spielberg reformuló las reglas del suspenso. Usó el sonido, los silencios, las reacciones, para que el público imaginara el peligro. Y eso fue mucho más efectivo que mostrarlo”.
Narrar con la cámara
Tiburón no solo aterrorizó: enseñó. Su lenguaje visual es hoy parte del ADN del cine moderno. “Spielberg usó planos subjetivos para simular el punto de vista del tiburón, el famoso dolly zoom para intensificar el miedo, travellings sobre el agua que eran una hazaña técnica. Todo eso fue nuevo en su momento”, destaca Didyme-Dôme.
Más ‘Elio’, la nueva película de Pixar sobre el cosmos y la soledad
Para Arias, el impacto de Spielberg tiene raíces en su generación pues él es parte de esa nueva ola de cineastas formados en universidades, como Martin Scorsese o Francis Ford Coppola. “Gente que no solo amaba el cine, sino que lo había estudiado como lenguaje. Tiburón es cine narrado con precisión quirúrgica”.
Un monstruo cultural
No fue solo taquilla. Fue cultura popular pura. Recaudó más de 470 millones de dólares —una locura para la época—, generó secuelas, videojuegos, parques temáticos, camisetas y hasta fobias colectivas. “Mucha gente dejó de ir al mar. La palabra ‘tiburón’ pasó a ser sinónimo de miedo”, recuerda Didyme-Dôme.
Aquí Regresa ‘Soy Luna’: Disney+ anunció el inicio de rodaje de la nueva temporada
El impacto fue tal que se considera el origen del fenómeno transmedia moderno. “Spielberg entendió que no era solo la película, sino todo lo que podía rodearla. El cine se expandió más allá de la pantalla”, afirma Arias.
El legado sigue nadando
Con los años, Tiburón ha ganado aún más profundidad. “Hoy se estudia también como una metáfora: el mar como lo salvaje, el monstruo como lo reprimido, la amenaza como reflejo de los miedos sociales post-Watergate”, dice Didyme-Dôme.
Lea Tom Cruise y Dolly Parton recibirán un Óscar honorífico
Arias resume diciendo que “el verdadero monstruo no es el tiburón. Es la humanidad y su relación con la naturaleza. Tiburón nos enfrentó a eso, sin siquiera mostrarlo todo”.