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Ricardo Mazalan/ASSOCIATED PRESSEFE

Emocionado por el respaldo que le dan sus connacionales a la selección de Perú, su atacante Paolo Guerrero dijo ayer que le dan ganas hasta de dejar la vida por terminar tercero en la Copa América.

Guerrero, artillero del Hamburgo alemán, calculó que unos 30 millones de peruanos están pendientes de la Blanquirroja y que espera darle a todos ellos 'una alegría tremenda' el sábado en La Plata por el tercer lugar ante Paraguay o Venezuela.

'La gente me llena de confianza, llego con más entusiasmo a la cancha. La gente me dan ganas de matarme dentro de la cancha', dijo Guerrero.

'Estamos golpeados por esa eliminación, pero ahora hay que pensar en el partido que viene', señaló el Depredador a la prensa en el hotel del centro de la capital argentina donde se aloja el equipo. Perú tuvo la tarde libre ayer.

Guerrero subrayó que la entrega de Perú es lo más rescatable del equipo en esta copa. 'Fue una lucha durísima y pese a pese a que tuvimos muchos lesionados, le dimos pelea todos'.

Señaló que tras el partido con Uruguay se fue enojado y con ganas de no hablar por múltiples factores.

'Me fui enojado con el resultado, con el árbitro (el boliviano Raúl Orozco) y porque me golpearon en la boca y fue un codazo de (Diego) Lugano' dijo Guerrero. 'Lugano me rompió la boca y no lo expulsaron'.

Destacó que su compatriota Juan Vargas vio la roja al promediar el segundo tiempo en una jugada similar, un codazo al uruguayo Sebastián Coates, y que 'esa expulsión fue justa, como lo hubiese sido la de Lugano'.

'A Perú se le tiene que tener más respeto, espero que esto no pase en las eliminatorias', destacó Guerrero. EFE