El Heraldo
Opinión

Florecer

Los más afligidos nos han enseñado. Hemos encontrado en la pandemia un caudal de enseñanzas. El pan y la espiga.

Estoy cansado. Me dijo.

Me quedé pensando. Decidí escribirle esta nota.

Asomarse a la puerta es suficiente para darse cuenta del cansancio de las flores, las rosadas y las rojas saben que sus brazos han sido cercenados para convertirse en piezas de un rompecabezas inconcluso que, de mano en mano, les tritura el derecho a crecer a falta de su aire y de su tierra.  En la esquina se evidencia triste el aire, no ha encontrado pañuelo para secar sus lagrimas y sus bellas formas invisibles ya se pronuncian sobre las partículas marrón de polvo en suspensión que contamina, el que abriga las ciudades y el que escupe el autobús del pasado. Los autobuses llevan miradas melancólicas, en sus gestos el dolor que les produce rebotar en el asfalto destrozado y, en el asfalto, las grietas del cemento no son venas, son las fisuras de quienes con las luces del semáforo apagadas y prendidas, convirtieron piso firme en alma rota. Las luces del semáforo son testigo de los niños que no han podido ser niños y de los brazos de los padres y las madres que no son madre ni son padre. Se ha traficado con la vida. La vida muerta en las aletas de animales mutilados en el agua, han teñido el color de los cristales coralinos. Los corales devastados, perdieron la fuerza a causa de una fuerza inferior pero inmensamente destructiva. La invasión de los humanos en el ejercicio de avaricia de sus vidas, cansaron primero a otras formas superiores y sublimes de la vida.

La velocidad se ha detenido, ahora podemos caminar con menos prisa.

Si la distancia se hizo clara con extraños, se redujo con los propios y hoy podemos conocerlos y cuidarlos, enterarnos de sus risas, sus lunares y del color de sus caricias.

Las camisas del armario todas sobran, todas bastan, ya no abrigan.

Protegemos y atendemos con firmeza la salud de los abuelos, entendiendo que son ellos el preciado espacio del amor, la sabiduría y la reconciliación.

Abrazamos la familia como fuente y deseamos bienestar a Doña Berta, la vecina.

Hoy un “cuídate” es común. Nos cuidamos entre todos y es posible que el anhelo lo convierta en formula efectiva, en vacuna que combata la arrogancia y el desinterés del individuo en negación. Nos valemos por si mismos,  hemos descubierto otros talentos y motivos. Otras competencias. Un recuerdo hermoso es el quemón en la cocina.

Hemos sido solidarios y hemos aplaudido la solidaridad misma, así como la entrega de quienes arriesgan sus vidas por otros, esos otros, muchas veces hemos sido nosotros.

Hemos podado el jardín interno, hemos hecho inventario de conductas y de quejas. Es cierto, hemos visto castillos de naipes en el piso y sin juzgar, lo hemos aceptado y entendido. Hemos descubierto un mundo un nuevo.

Hemos oído relatos valientes y testimonios de caminantes sorprendidos.

Los más afligidos nos han enseñado. Hemos encontrado en la pandemia un caudal de enseñanzas. El pan y la espiga.

Te invito a decirle a la flor lo mucho que hemos sentido y aprendido, cuéntale todo lo anterior, dile no somos los únicos, que hay muchos más a nuestro lado que quieren compartir con ella su experiencia, anda dile que es un manifiesto compasivo y tiene voluntad cierta. Dile que queremos su alegría de vuelta para que mañana su polen nos permita alcanzar la dicha de su especie, dile que queremos que fecunde nuestras células nuevas, las de la flor que en medio del virus quiere nacer en nosotros.

Ve y dile: ¡No te canses probablemente, todo está por florecer!

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp

Más Columnas de Opinión

El Heraldo
Rafael Castillo Vizcaíno

El verdugo de Berdugo

Primero que todo, Junior no dejó escapar la victoria ante Unión Magdalena por el pésimo estado de la cancha. Tampoco por el implacable sol, la brisa loca, la ausencia de sus hinchas en las tribunas, por los insultos de los aficionados locales o

Leer
El Heraldo
Rafael Nieto

Algunos pecados de la "Paz total”

El primer pecado es no entender que es indispensable usar toda la fuerza legítima del Estado para hacerle sentir a los violentos el costo de seguir en el crimen. Los violentos solo se desarman cuando concluyen que el costo de la violencia es mayo

Leer
El Heraldo
Tatiana Dangond

La anhelada paz

Cada vez que un gobierno quiere justificar una política o una decisión, sostiene que los ciudadanos votaron por ese gobierno para que los dirigiera y que, por consiguiente, sus ideas cuentan con el apoyo popular. Esto es cierto siempre que los g

Leer
Ver más Columnas de Opinión
DETECTAMOS QUE TIENES UN BLOQUEADOR DE ANUNCIOS ACTIVADO
La publicidad nos ayuda a generar un contenido de alta calidad
No quiero apoyar el contenido de calidad
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.