
A casi nadie en su sano juicio y con cierto sentido de justicia le puede parecer bien que las grandes empresas tecnológicas no paguen apenas impuestos en los países donde operan. Los únicos que se benefician de esta lacra de evasión fiscal en el mundo son los accionistas y directivos de multinacionales como Google, Amazon, Facebook o Apple -los llamados “GAFA”-, y quizás los ciudadanos de estados como Irlanda, Luxemburgo u otros paraísos fiscales donde sí tributan con bajos tipos. Es un problema difícil de abordar pero, por fin, algo se está moviendo a nivel internacional.
El gobierno de España acaba de sumarse a la “avanzadilla”, en palabras de la ministra de Hacienda María Jesús Montero, de países que se atreven a introducir un impuesto específico para las grandes empresas del negocio digital. Se grava un tres por ciento sobre los ingresos de publicidad online, servicios o venta de datos de todas aquellas compañías que facturan más de tres millones de euros en España y 750 millones a nivel global. Con este modelo, el Gobierno dice seguir el ejemplo de Francia, donde se aprobó la llamada “tasa GAFA” en julio pasado.
El gobierno de Emmanuel Macron, sin embargo, ha suspendido de momento el cobro de ese impuesto hasta finales de año tras las presiones de Estados Unidos. El presidente Donald Trump amenazó a Francia con aranceles de hasta el 100 por ciento sobre sus productos en represalia por el intento de Macron de que los gigantes americanos paguen sus impuestos allí. Y España ha seguido la moratoria francesa dejando también en suspenso la recaudación del impuesto digital hasta diciembre. En Madrid y París apuestan porque antes den resultados las negociaciones en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para establecer una fiscalidad para las empresas digitales a nivel internacional.
Si no hay acuerdo, España y Francia dicen que seguirán adelante solos. Queda por ver si realmente lo harán pero, de momento, están aumentando la presión a los demás gobiernos para que se pongan de acuerdo. Es muy importante que los europeos se mantengan unidos en este asunto frente a la estrategia del “divide et impera” de Trump. El empresario no ha evolucionado desde que entró en la Casa Blanca y le interesa tanto el beneficio propio como buscar la ruina del supuesto rival. Si tocas “sus” multinacionales, te devuelve el golpe sin la más mínima contemplación de daños.
Alemania se ha mostrado especialmente timorata con la “tasa Google” a pesar de las críticas mayoritarias en la sociedad hacia la evasión fiscal de los GAFA. En Berlín temen por los beneficios de su potente industria exportadora, especialmente los coches, si se acaba por imponer el principio de que las empresas paguen sus impuestos allí donde generan sus ventas.
Cabe esperar que más países se sumen a la vanguardia de Francia y España con el impuesto digital en vez de esconderse detrás de ellos con tal de no provocar la ira del inquilino de la Casa Blanca.
@thiloschafer
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