La medida adoptada por la Alcaldía de Bogotá que se ha denominado como “pico y género” responde a la necesidad de establecer controles en el marco de la crisis por el covid-19, sin embargo, pone en riesgo a grupos vulnerables y parte de una noción sumamente conservadora sobre los cuerpos.

La decisión de establecer restricciones en Bogotá no se basa en el género sino en el sexo, toda vez que este primer concepto responde a un proceso de construcción social y cultural que difícilmente puede categorizarse de forma neutral por parte de la Policía o cualquier autoridad. Sumado a lo anterior, partir de una visión cisgénero del mundo desconoce los derechos y las libertades de las personas de género no binario, que a pesar de las muchas flexibilidades que determine el decreto mediante el cual se establece esta decisión, se verán una vez más sometidos al control del Estado sobre la identidad de género.

Frente a hombres y mujeres transgénero el decreto establece que la Policía deberá respetar la libertad de las personas a considerarse de un género u otro, medida que sería suficiente si en Colombia los abusos que se presentan en contra de la comunidad LGTBI y en un porcentaje mayoritario de personas transgénero, no fueran en gran medida infligidos por la Fuerza Pública.

Un sinnúmero de informes de la Defensoría del Pueblo y de Colombia Diversa dan cuenta de las denuncias de abuso, prejuicio y estigmatización contra los trans que se gesta en los cuerpos policiales y que contravienen el respeto y garantía de los derechos ¿Por qué dejar a merced de esta Policía los derechos de un grupo especialmente vulnerable? Medidas como el pico y cédula que se han adoptado en múltiples ciudades del país resultan ser mucho más neutrales y no tienen problemas que deriven en discriminación o intervención indebida del Estado en la calificación de los cuerpos.

Creer que, porque la alcaldesa pertenece a la comunidad LGTBI y se ha mostrado como un líder liberal, no quiere decir que esta decisión no sea equivocada y que no vaya en contra de las posturas que ella misma ha sostenido defender.

Votar por una candidata y apoyarla no significa aplaudir sin críticas las decisiones que adopta, por el contrario, aquellos que son más afines a sus ideas deben ser quienes custodien desde la opinión pública el cabal cumplimento de estas en todo momento. Aprovechando la Semana Santa y con ocasión a este tema vale la pena leer las obras de Judith Butler en especial “Deshacer el género”.

@tatidangond