El machismo en Colombia, además de ser un negocio sumamente rentable, se utiliza como estrategia para desprestigiar a la mujer con facilidad sin necesidad de incurrir en mayores esfuerzos para llegar a ello. Esta semana vimos florecer al machismo colombiano como si estuviéramos ante una primavera donde hombres misóginos mostraron con total descaro lo que son, y mujeres que alzan la bandera del feminismo dentro de la política nacional, dejaron ver que su defensa del género es solo para quienes tengan sus mismos intereses políticos.

Quienes querían cuestionar a la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, Jennifer Arias, tenían bajo la manga dos opciones; referirse a sus posturas políticas o a traer a colación cualquier elemento de su pasado de cuando fue reina o modelo. La primera opción, la más razonable, democrática y seria habría implicado un ejercicio mental o argumentativo superior, pues implicaría exponer a la política y no a la mujer, requiriendo un mayor esfuerzo para persuadir a las personas de que Jennifer Arias no debía ser elegida como presidente de esta corporación. La segunda opción, es la movida más baja pero la más fácil, pues en Colombia cuestionar a una mujer por haber sido reina de belleza es tan buena estrategia, que se castiga con una peor pena social a las mujeres por ser físicamente atractivas que a los hombre que comenten feminicidios o terribles actos de corrupción.

¿Qué trata de demostrar Matador con su caricatura de Jennifer Arias? ¿Por qué Yohir Akerman comparte una foto de la representante disfrazada con una pistola cuando era una adolescente? Matador infiere que Arias no llegó por sus méritos sino porque es físicamente atractiva y tiene algo que ver con Álvaro Uribe Vélez. Por su parte, Akerman no compartió esta foto porque creyera que Arias tiene una afición especial por la violencia y las armas -está claro que era un simple disfraz- sino porque quería ridiculizar a la mujer asociando que por haber sido modelo no puede ser inteligente, sino que automáticamente entra en el mundo de lo banal y superfluo. Hablando de disfraces, estos hechos son machismo en todo su esplendor tratando de disfrazarse de crítica o genialidad.

A todos estos hechos se suman dos decepciones del feminismo; María Jimena Duzan y Ángela María Robledo. Duzan salió a exigirle una explicación a Jennifer Arias por una foto de un disfraz y le da un tinte político a una imagen que no tenía ningún valor noticioso, craso error periodístico. Robledo, gran defensora del feminismo, candidata presidencial de banderas feministas, se basó en la misma fotografía de Arias para cuestionarla.

En un mundo donde esta columna no tuviera que ser escrita sobraría decir que no defiendo la idea de que las mujeres políticas no pueden ser controvertidas o cuestionadas, pero como estamos en un país donde Matador es machista y lo aplauden, es necesario explicar, nuevamente, que a la presidenta de la Cámara la pueden criticar por su filiación política pero no porque fue reina o modelo, porque esto último no le resta mérito a ninguna mujer.

@tatidangond