Hoy, Colombia amanece nuevamente bajo una condición que resulta inusual para su ubicación geográfica. Según la Ministra de Ambiente, María Susana Muhamad, “no hay agua en Colombia”. La ministra explicó que es necesario implementar medidas estructurales para atender la emergencia, siendo una de ellas reducir los niveles de consumo. Esto se debe a que el costo de las tarifas está vinculado al promedio de consumo, por lo que la propuesta de la ministra consiste en trasladar al usuario la responsabilidad de ayudar a recuperar los embalses mediante un menor uso del recurso.
Escuchando las declaraciones de la ministra, resulta profundamente preocupante que la estrategia principal del Gobierno sea delegar en los usuarios métodos ineficaces para ahorrar agua. Contrario a cumplir el objetivo, esto genera un pánico colectivo que impulsa a las personas a sobre abastecerse para enfrentar el racionamiento inminente, no debido a la escasez de agua, sino a la falta de una planificación y gobernanza sobre el recurso, que actualmente no existe, ni se aplica en Colombia.
Más allá de lo inverosímil de la situación, que el Gobierno nacional proponga como solución que los usuarios reduzcan su consumo es una clara señal de falta de planificación, al igual que lo que ocurre con el gas y el petróleo. La pregunta que debemos hacer es entonces: si los fenómenos climáticos son predecibles, ¿por qué esperar a emitir declaraciones improvisadas cuando los embalses empiezan a vaciarse, en lugar de proponer soluciones de infraestructura a largo plazo que aborden estos desafíos durante los próximos 50 años? Por ejemplo, los colombianos deben saber que gracias al proyecto de la central hidroeléctrica Hidroituango, a partir del 2027 Colombia tendrá energía garantizada.
Este proyecto, que en su momento fue duramente criticado por el actual Gobierno, es hoy lo que nos brinda cierta estabilidad energética. Lo otro que debemos preguntarnos es cuál ha sido el papel del gobierno en el apoyo a las empresas de servicios públicos para enfrentar estas situaciones y qué recursos se han destinado para estructurar proyectos público-privados que aseguren planes de expansión y modernización de sus plantas. De los 225 millones de inversión proyectados por el Gobierno, ¿qué porcentaje se ha destinado a la construcción de infraestructura que garantice el acceso al agua en el futuro? Ministra, Colombia si tiene agua. Lo que falta es gestionarla adecuadamente, con planeación e inversión.