Es indiscutible que la construcción, además de ser el sector con mayor tracción en la economía colombiana, es también uno de los que cumple con la mayor parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En este sentido, hablar del efecto que este sector tiene en nuestra realidad no debería limitarse a cifras como el 15% que representa en el PIB nacional, ni a los casi 2 millones de empleos que genera, ni a los 32 subsectores que impacta, sino debería abarcar también las razones por las que construimos vivienda, aquellas que producen beneficios difíciles de cuantificar pero imposibles de ignorar, y que dicho sea de paso, están directamente relacionados a nuestra supervivencia como individuos y sociedades.
Según ONU Habitat, la vivienda garantiza que todas las personas, en particular aquellos en situación de pobreza y vulnerabilidad, tengan el mismo derecho a recursos económicos y acceso a los servicios básicos; reduce las situaciones, exposición y vulnerabilidad a fenómenos climáticos; contribuye a tener una alimentación sana, nutritiva y suficiente gracias a la posibilidad de cocinar los alimentos; reduce las tasas de mortalidad en niños recién nacidos y menores de 5 años; e incide de manera directa en la reducción de enfermedades, mejorando tanto el bienestar físico como mental de sus ocupantes.
Construir vivienda tiene también efectos positivos en situaciones más estructurales de la realidad social, política y económica del país, que al final están estrechamente relacionadas con la agenda global de desarrollo sostenible. Así, la vivienda contribuye al Objetivo 4, educación de calidad, en cuanto garantiza el desarrollo en la primera infancia y la educación preescolar, formación técnica, profesional y superior de calidad; al Objetivo 5, sobre la igualdad de género, con la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, permitiendo además que las mujeres puedan acceder al control de la tierra; para el Objetivo 6, agua limpia y saneamiento, contribuye directamente a lograr el acceso universal al agua y saneamiento basico, mejora la calidad del agua e incrementa el uso eficiente de los recursos hídricos; en cuanto al Objetivo 7, de energía asequible y no contaminante, contribuye a lograr un acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos, y aumenta la proporción de energía renovable; para el ODS 10, sobre reducción de las desigualdades, mejora los ingresos de la población más pobre y promueve la inclusión social, económica y política de todas las personas, garantizando también la movilidad de personas con discapacidad. En cuanto al 12, de producción y consumo responsables, favorece el cumplimiento de diferentes modalidades de consumo y producción sostenibles, impactando así en los Objetivos 14 y 15 al favorecer la conservación de los ecosistemas terrestres y de agua dulce.
Es por ello que el Gobierno Nacional debe valorar el trabajo que ha venido haciendo el sector de la construcción, y en consecuencia, la política pública de vivienda debe construirse de la mano de los grandes generadores de vivienda, pues son ellos los que pueden brindar soluciones rápidas ante un déficit de vivienda que no da espera.
La vivienda, además de datos, transforma vidas y sociedades.
*Especialista en Derecho Urbano y maestria en Gestión Urbanística