Lo de las Fuerzas Armadas pide urgente cirugía.
Hay, obvio, exageraciones de los izquierdosos en su misión de, cual comején, socavar el prestigio de la institución base de la democracia. Pero luce activa la infiltración de malandros de todas las especies, incluso foráneas, en todas las armas, y hasta en lo administrativo. El General Eduardo Zapateiro, comandante del Ejército, debe con mano firme neutralizar las fuerzas oscuras que se mueven al interior de su arma, y bloquear la estrategia para debilitar a la inteligencia que nos ha dado grandes éxitos sobre los malandros, y por ello el feroz ataque con apoyo mediático y sesgado aparato judicial que, a quien se les oponga lo ponen en picota pública, y hasta lo envainan jurídicamente. Las Fuerzas Armadas, en letargo por la larga prohibición de montar acción alguna, están entorpecidas por oficiales enquistados en su seno que cuidando sus “cruces” y su cómodo estatus acuden a filtraciones, falsos testimonios, pruebas alteradas, lo que sea. Hay intestina división, y urge hacer al interior una purga, claro, con pleno respaldo gubernamental, hasta hoy pálido. Porque es mucho lo que se debe depurar para proteger la inteligencia y, con mayor rigor, la contrainteligencia, o sea, aplicar la lupa interna. Pero no la sesgada lupa de los confabulados, sino una propia, decente, imparcial y justa, que no tema enfrentar el acoso judicial, ni la sistemática bulla de Human Rights Watch, el New York Times y afines, y menos la de los Roy Barreras Robledos y Cepedas, ni la de medios locales izquierdosos. A ésos, ¡cero atención!
Tal como Trump, quien los ignora y hasta los desprecia, y nada pasa, porque lo respalda la Constitución. Y el Senado de la República. Y los resultados. Duque tiene que pararse en la raya, pues también lo respaldan Constitución Congreso y resultados. Los ministros, claro, están obligados a ser copia del talante del jefe, y el de Duque no es propiamente de confrontación, y por ello se perciben tímidas y gaseosas las declaraciones de Holmes Trujillo. Y también las decisiones. Empero, para despejar cualquier nube que asome sobre nuestras Fuerzas Armadas, es imperativo aplicar una mano firme.
A propósito de Trump, contra la avalancha mediática nacional e internacional, todos angustiados tratando de bloquear su inevitable reelección, ha resaltado lo que ya sabíamos: La izquierda no sabe gobernar ni siquiera en pandemia. Fíjense Bogotá. En Florida, por ejemplo, el gobernador republicano Desantis, cero impuesto estatal, con 22 mills. de habitantes, padecen 40.000 casos de contagio Covid, con 1.670 fallecidos; mientras New York y su demócrata gobernador Cuomo, 8 % de impuesto estatal, 19,5 mills. de habitantes, sufre 325.00 contagios, y 26.282 muertos. Sumados diez estados en manos de demócratas, con 105 mills. de habitantes, hay 571.161 COVID-19, con 34.626 muertos. Mientras diez estados en manos de republicanos, 103 mills. de habitantes, 97.150 contagios, 2.626 muertos. Tremenda diferencia. Así es allá en todo. Es que se gobierna con mano fi rme.
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