¿Cocaína oficial?
La cocaína nacional será la más cara del mundo, y desaparecerá el negocio.
¡No más glifosato! Sería la política y la lucha, ya no de los narcoizquierdosos y narcorevoltosos colombianos, sino del propio gobierno nacional, si el Proyecto aprobado inicialmente por la Comisión Primera del Senado completa su trámite y se convierte el Ley de la República. Presentado por la Alianza Verde y el MAIS, partidos declaradamente izquierdosos y de mala conducta, no se sabe si por razones societarias o de adicción pretenden legalizar la cocaína, o si se voltearon y de puro altruistas lo que buscan es acabar definitivamente con el negocio.
¿Imaginan? plantear que el gobierno pague el salario a los cultivadores y a los “raspachines”, se encargue de la transformación de la hoja de coca en la pasta base del producto, y después lo pulverice, empaque, y distribuya, es acabar con todo el aparato. Veamos: Tendría el gobierno que empezar creando un Instituto que se encargue de manejar el tema, y vendría la primera discusión sobre si se adscribe al Ministerio de justicia, de Comercio, de Salud, o al de Hacienda, tremendo choque de poderes. Luego los arreglos a ver a cuál partido se le entrega el nuevo instituto, otra pugna que finalmente se resolvería con una nómina gorda con salarios cuantiosos donde se pueda complacer a dos o tres.
Resuelto el problema habría que comenzar suspendiendo la fumigación aérea, pues no tendría sentido fumigarse sus propios cultivos. Vaya y venga, el negocio aguanta la cortada económica de los apoyos gringos. Pero suspender también la erradicación manual trae sus problemas, aparecerán Petro la Cut y Fecode organizando paros y protestas, pues los erradicadores no pueden quedarse sin ingresos, así que el gobierno debe considerar darles un subsidio de supervivencia, lo que se añadiría a los costos. Para la distribución, los aspirantes deberán inscribirse diligenciando varios formularios con su información, para después participar en la licitación que escoja a quienes ofrezcan más plata. Y comenzará el desastre, permisos, licencias, papeleos, platilleos, trámites, impuestos, tasas, se volverá la cosa tal como cotidianamente funcionan aquí las empresas, y terminará todo en un hueco presupuestal, la cocaína nacional será la más cara del mundo, y desaparecerá el negocio. Y como los autores del proyecto no son propiamente altruistas, la cosa, entonces, no tiene razón de ser distinta a la vocación de los izquierdosos: perturbar!
Coletilla: Esto se escribe el día anterior al paro programado por los perturbadores de oficio. Pero este no tendía a perturbar al gobierno, sino vidas. Hasta Claudia López estaba en contra de tal desvarío. Lo peor, el gobierno, en plena pandemia, y en plena emergencia sanitaria, pidió “respetuosamente” a los promotores que lo posterguen y, en caso de hacerlo, les ofreció seguridad. ¿Respetuosamente? ¿es que tal atentado merece respeto? ¿seguridad? Son los almacenes tiendas y transeúntes los que requieren seguridad ante los vándalos que siempre participan. ¿Un derecho? ¿a atentar contra la vida? No. Por eso estamos como estamos.
rzabarainm@hotmail.com
Más Columnas de Opinión
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
Un faro de esperanza para la juventud
En medio del vendaval de desafíos que enfrenta la juventud contemporánea, marcada por la sombra ominosa de trastornos mentales que irrumpen cada vez más temprano en sus vidas, surge la necesidad imperiosa de tenderles una mano firme, de ofrecer
Café entre Evas
“Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mu
Para el Descanso
La revisión de los titulares de prensa, o de cualquier otro medio de comunicación, se ha convertido en una seguidilla de sobresaltos. Quizá sea porque en estos tiempos todo se actualiza permanentemente, o porque la dependencia del clic induce l